Normalmente los niños de primer año van a la escuela para aprender a leer, escribir y contar. Pero en mi caso las cosas fueron algo diferentes.
Un día domingo por la mañana, cuando tenía cuatro o cinco años de edad, estábamos "flojeando" en familia en la casa de la calle San Pablo. Mi mamá andaba ya trajinando como sempre fue su costumbre, aunque todavía en bata de levantar, mientras mi taita nos regaloneaba a la Tamalí, como él le decía, y a mí. Al mismo tiempo le echaba una mirada al diario. De repente, le pregunté el significado de una palabra escrita; creo que algo que terminaba en ario, como bancario o algo así. Mi viejo en lugar de responderme me preguntó: ¿De dónde sacaste esa palabra?
Ahí dice - le respondí, mostrándole el diario.
Intrigado siguió: ¿A ver, y aquí qué dice?
Ves-ti-dos - dije tranquilamente, pero con aplomo
Luego siguió un diálogo entre él y mi mamá.
Oye, Tita, el Pello sabe leer.¿Tú le enseñaste?
No - respondió mi mamá - parece que aprendió solo.
Después siguió un examen para evaluar cuánto sabía. Reconocí casi todas las letras mayúsculas imprenta y unas cuantas minúsculas, tembién identifiqué los números del uno al nueve. Recuerdo con ternura que los dos se turnaron para hacerme cariño.
En otra ocasión, no sé si antes o después de esto, mi viejo me llevó por primera vez al cine a ver "Fantasía" de Walt Disney. La película me gustó tanto que llegué a la casa tarareando algunas de las melodías que había escuchado, sin desafinar. La sorpresa de mis viejos fue notoria, así que pusieron la radio a mi alcance para que escuchara música y mi taita llegó pronto con un tocadiscos y unos discos 78 rpm. con piezas que tocaban en Fantasía.
Con ese estímulo les hice otra gracia. Mi mamá y el tío Sergio, el cual era aun un jovencito soltero, tomaban clases particulares de piano con una profesora que todavía recuerdo como si fuera ayer: era una señora canosa bien crespa y un tanto gordita. Yo los miraba teclear, con ganas de hacer lo mismo. Hasta que un día me encaramé en el piso giratorio dándole la altura necesaria para mí y me puse a mover los dedos con deleite. La melodía que surgió fue "Adiós al Séptimo de Línea" que en aquellos tiempos era frecuentemente escuchada en la radio, posiblemente por la popularidad del presidente Carlos Ibáñez del Campo, sucesor de Gabriel González Videla.
El asunto es que le puse los acordes justos a la melodía y de ahí empecé a machacar el piano por oído con verdadera pasión. El tío Sergio tocaba el ''Boogie-boogie'', mi mamá ''Torna Sorrento'' y yo los imitaba; y muchas veces intenté de interpretar piezas clásicas, las que me resultaban más o menos aproximadas al original o por lo menos reconocibles.
Como pueden ver, cuando niño era bien habiloso, pero después se me pasó. Esto lo digo porque un poco más crecidos la Anamaría decía: ''el Pello es pavo''... Es que yo andaba mirando las estrellas, escuchando Mozart, Bach o Beethoven y no "cachaba" nada del rock and roll ni de las modas vestimentarias. Además prefería lo campestre a lo urbano, el mote con huesillo a la crema chantilly, lo natural rústico a lo artificial y elaborado. A veces tuve la misma actitud que Manolito, el amigo de Mafalda, frente a los Beatles; era como Schroeder, el amigo de Charlie Brown, con su piano y su veneración por Beethoven.
Por eso me gustaba el campo y lo silvestre. Ir a Papudo era como tocar el cielo; Santa Elena estaba al borde de la ciudad y se respiraba perfume campestre; igualmente los paseos a Huelquén, a Peñalolén, a la piscina de Maipú o al Arrayán; todo ello me daba un gusto por la vida que nunca dejó de alumbrar mi sendero y cada hecho, a veces poco significativo para otros, se introdujo en mi cofre mental de los recuerdos.
Cuando fui ya grande, mi mamá se sorprendía de mi memoria para recordar hechos que sucedieron cuando era muy niño. Por ejemplo, cuando me atropelló un ciclista en Valparaíso, en el cerro Yungay donde vivían los Acuña Correa. Recuerdo detalles de su casa de dos pisos, color blanco por fuera, del dormitorio que ocupábamos como visita, del panorama visto desde la ventana, así como de la calle que casi frente a la casa hacía una curva en U bien cerrada y bajaba de manera pronunciada.
También me acuerdo de una vez que me perdí pedaleando en triciclo en la plaza Brasil. Incluso llegaron los pacos, porque cuando me di cuenta de que estaba completamente desorientado me puse a llorar a mares, hasta que aparecieron mi mamá y la Tere, mi madrina, para "rescatarme".
En otra ocasión, siendo muy chico, estaba en Santa Elena conversando con Patricio en el patio de luz y de repente me sentí mal, le pedí a Patricio que me diera un vaso de agua, pero mientras iba a buscarlo ví todo amarillo y me desmayé; la Tere acanzó a tomarme evitando que me diera el tremendo porrazo en el suelo de cemento. Nunca supe la causa de mi pérdida de conocimiento. Esto me ocurrió también durante la misa. Estaba cantando en el coro de Santa Rosa de Lima, cuando subitamente me sentí mareado, me apoyé en el hombro del compañero que estaba delante y éste se hizo a un lado, sin darse cuenta de lo que me pasaba. Ahí sí que el "tute" fue completo, medio desperté cuando un hermano me llevaba en brazos fuera de la iglesia, después recuperé bien el sentido con tremendo chichón en la frente, parecía lámpara de casco de minero, me tenían en el dormitorio del hermano Valery, para darme energías me sirvieron un chocolate caliente en un jarro como de medio litro. Esa vez me acuerdo de haber sido examinado por el doctor Molina, quien debe haber sido mi pediatra, porque recuerdo que hablaba con mi mamá como si me conociera de antes. Si mi viejita estuviese viva también se habría sorprendido de que me acuerde de ese doctor, porque parece que no nos atendió mucho tiempo. Quien nos vió durante varios años fue el León Spector(no sé si se escribe así), con ese nombre impresionante no podía ser otra cosa que médico.
Otro anécdota de mocoso me sucedió en Santa Elena también. Yo no sabía aun andar en bicicleta y se me ocurrió tomar la de la Sonia, que era de un modelo grandote y pesado, de esos que algunos le ponían motor. Anduve leseando en ella como si fuera monopatín, con una pata en un pedal mientras con la otra me daba impulso. De repente se me fue de lado el armatoste y tratando desesperadamente de sujetarlo para que no se dañara metí la pierna entre el pedal y la rueda trasera. Me hice una herida super fea en los músculos gemelos de la pierna izquierda. Entré a la casa achunchado y calladito, pero sangrando abundantemente. Cuando me vieron se asustaron todos y me llevaron de urgencia la posta. Después de las curaciones tuvieron que ponerme vacunas contra el tétanos, fue entonces cuando conocí a la Juanita Borghetti como enfermera, fue ella quien me puso las inyecciones. Todavía tengo la cicatriz bien marcada.
Todo eso pasó cuando era muy chico y se los cuento a ustedes para incitarlos a que me acompañen a recordar. Juntos haremos crecer nuestra memoria para estar cada vez más unidos.
Un día domingo por la mañana, cuando tenía cuatro o cinco años de edad, estábamos "flojeando" en familia en la casa de la calle San Pablo. Mi mamá andaba ya trajinando como sempre fue su costumbre, aunque todavía en bata de levantar, mientras mi taita nos regaloneaba a la Tamalí, como él le decía, y a mí. Al mismo tiempo le echaba una mirada al diario. De repente, le pregunté el significado de una palabra escrita; creo que algo que terminaba en ario, como bancario o algo así. Mi viejo en lugar de responderme me preguntó: ¿De dónde sacaste esa palabra?
Ahí dice - le respondí, mostrándole el diario.
Intrigado siguió: ¿A ver, y aquí qué dice?
Ves-ti-dos - dije tranquilamente, pero con aplomo
Luego siguió un diálogo entre él y mi mamá.
Oye, Tita, el Pello sabe leer.¿Tú le enseñaste?
No - respondió mi mamá - parece que aprendió solo.
Después siguió un examen para evaluar cuánto sabía. Reconocí casi todas las letras mayúsculas imprenta y unas cuantas minúsculas, tembién identifiqué los números del uno al nueve. Recuerdo con ternura que los dos se turnaron para hacerme cariño.
En otra ocasión, no sé si antes o después de esto, mi viejo me llevó por primera vez al cine a ver "Fantasía" de Walt Disney. La película me gustó tanto que llegué a la casa tarareando algunas de las melodías que había escuchado, sin desafinar. La sorpresa de mis viejos fue notoria, así que pusieron la radio a mi alcance para que escuchara música y mi taita llegó pronto con un tocadiscos y unos discos 78 rpm. con piezas que tocaban en Fantasía.
Con ese estímulo les hice otra gracia. Mi mamá y el tío Sergio, el cual era aun un jovencito soltero, tomaban clases particulares de piano con una profesora que todavía recuerdo como si fuera ayer: era una señora canosa bien crespa y un tanto gordita. Yo los miraba teclear, con ganas de hacer lo mismo. Hasta que un día me encaramé en el piso giratorio dándole la altura necesaria para mí y me puse a mover los dedos con deleite. La melodía que surgió fue "Adiós al Séptimo de Línea" que en aquellos tiempos era frecuentemente escuchada en la radio, posiblemente por la popularidad del presidente Carlos Ibáñez del Campo, sucesor de Gabriel González Videla.
El asunto es que le puse los acordes justos a la melodía y de ahí empecé a machacar el piano por oído con verdadera pasión. El tío Sergio tocaba el ''Boogie-boogie'', mi mamá ''Torna Sorrento'' y yo los imitaba; y muchas veces intenté de interpretar piezas clásicas, las que me resultaban más o menos aproximadas al original o por lo menos reconocibles.
Como pueden ver, cuando niño era bien habiloso, pero después se me pasó. Esto lo digo porque un poco más crecidos la Anamaría decía: ''el Pello es pavo''... Es que yo andaba mirando las estrellas, escuchando Mozart, Bach o Beethoven y no "cachaba" nada del rock and roll ni de las modas vestimentarias. Además prefería lo campestre a lo urbano, el mote con huesillo a la crema chantilly, lo natural rústico a lo artificial y elaborado. A veces tuve la misma actitud que Manolito, el amigo de Mafalda, frente a los Beatles; era como Schroeder, el amigo de Charlie Brown, con su piano y su veneración por Beethoven.
Por eso me gustaba el campo y lo silvestre. Ir a Papudo era como tocar el cielo; Santa Elena estaba al borde de la ciudad y se respiraba perfume campestre; igualmente los paseos a Huelquén, a Peñalolén, a la piscina de Maipú o al Arrayán; todo ello me daba un gusto por la vida que nunca dejó de alumbrar mi sendero y cada hecho, a veces poco significativo para otros, se introdujo en mi cofre mental de los recuerdos.
Cuando fui ya grande, mi mamá se sorprendía de mi memoria para recordar hechos que sucedieron cuando era muy niño. Por ejemplo, cuando me atropelló un ciclista en Valparaíso, en el cerro Yungay donde vivían los Acuña Correa. Recuerdo detalles de su casa de dos pisos, color blanco por fuera, del dormitorio que ocupábamos como visita, del panorama visto desde la ventana, así como de la calle que casi frente a la casa hacía una curva en U bien cerrada y bajaba de manera pronunciada.
También me acuerdo de una vez que me perdí pedaleando en triciclo en la plaza Brasil. Incluso llegaron los pacos, porque cuando me di cuenta de que estaba completamente desorientado me puse a llorar a mares, hasta que aparecieron mi mamá y la Tere, mi madrina, para "rescatarme".
En otra ocasión, siendo muy chico, estaba en Santa Elena conversando con Patricio en el patio de luz y de repente me sentí mal, le pedí a Patricio que me diera un vaso de agua, pero mientras iba a buscarlo ví todo amarillo y me desmayé; la Tere acanzó a tomarme evitando que me diera el tremendo porrazo en el suelo de cemento. Nunca supe la causa de mi pérdida de conocimiento. Esto me ocurrió también durante la misa. Estaba cantando en el coro de Santa Rosa de Lima, cuando subitamente me sentí mareado, me apoyé en el hombro del compañero que estaba delante y éste se hizo a un lado, sin darse cuenta de lo que me pasaba. Ahí sí que el "tute" fue completo, medio desperté cuando un hermano me llevaba en brazos fuera de la iglesia, después recuperé bien el sentido con tremendo chichón en la frente, parecía lámpara de casco de minero, me tenían en el dormitorio del hermano Valery, para darme energías me sirvieron un chocolate caliente en un jarro como de medio litro. Esa vez me acuerdo de haber sido examinado por el doctor Molina, quien debe haber sido mi pediatra, porque recuerdo que hablaba con mi mamá como si me conociera de antes. Si mi viejita estuviese viva también se habría sorprendido de que me acuerde de ese doctor, porque parece que no nos atendió mucho tiempo. Quien nos vió durante varios años fue el León Spector(no sé si se escribe así), con ese nombre impresionante no podía ser otra cosa que médico.
Otro anécdota de mocoso me sucedió en Santa Elena también. Yo no sabía aun andar en bicicleta y se me ocurrió tomar la de la Sonia, que era de un modelo grandote y pesado, de esos que algunos le ponían motor. Anduve leseando en ella como si fuera monopatín, con una pata en un pedal mientras con la otra me daba impulso. De repente se me fue de lado el armatoste y tratando desesperadamente de sujetarlo para que no se dañara metí la pierna entre el pedal y la rueda trasera. Me hice una herida super fea en los músculos gemelos de la pierna izquierda. Entré a la casa achunchado y calladito, pero sangrando abundantemente. Cuando me vieron se asustaron todos y me llevaron de urgencia la posta. Después de las curaciones tuvieron que ponerme vacunas contra el tétanos, fue entonces cuando conocí a la Juanita Borghetti como enfermera, fue ella quien me puso las inyecciones. Todavía tengo la cicatriz bien marcada.
Todo eso pasó cuando era muy chico y se los cuento a ustedes para incitarlos a que me acompañen a recordar. Juntos haremos crecer nuestra memoria para estar cada vez más unidos.
Escrito por don Yope
16 comentarios:
Pedrito , así se te recuerda en mi familia ( Mota Escobar) y a juzgar por lo que cuentas aquí siempre fuiste un niño " fuera de lo común"
con una visión diferente del mundo y de los demás...
no se si me recuerdas un poco , soy Marité la mayor de la tribu Mota y he tenido el tremendo alegrón de contactarme con ustedes a través de este blog...
reciban un cariñosísimo saludo cada uno de los primos y primas que lean este mesaje...
desde Concepción nuestro recuerdo
Al leer el texto de mi hermano don Yope y el comentario de Marité Escobar (como no nos vamos a acordar de tí!!!!)tengo una dupla emoción. Por un lado, leo y quedo sabiendo de cosas que nunca conversamos con don Yope, no por estar distantes sino talvez por tener tantas cosas que conversar que se le fue quedando en el tintero toda esta historia. Mis recuerdos con Peyo comienzan bien más tarde, tenemos algunos añitos de diferencia que hoy no parecen tantos, pero cuando uno es niñito el hermano mayor es BIEN mayor... Por eso me emociona saber de sus "gracias", de ese camino que fue tomando hacia la cosa profunda de la música clásica, su mirada hacia el Universo ( recuerdo cuando me mostró, por primera vez, la luna con un telescopio instalado en la terraza de baldosas rojas, en Ruiz Tagle, y me cayó la teja que no era un plato y sí redonda...Yo aun no iba ni a la escuela y era más ganso que don Yope...)Me emociona saber el pasado de nuestra familia asi como saber que uno de nuestros sueños con don Topa se va realizando: deseavamos mucho entrar en contacto con los Mota Escobar!!! Queremos saber de la tia Teresa, del tio Manuel, de mi querido tio Jesus y la Tere, saber las historias que pasaron por ese lado, muchas de ellas totalmente desconocidas, como estas gracias de don Yope...
Marité, al igual que el baúl de fotos antiguas que tengo y que he ido poniendo aqui, ustedes deben tener otras grandes sorpresas, o no? Hoy, con las maquinas digitales, la fotografia se popularizó y tambien se banalizó mucho. En los viejos tiempos nuestros parientes se sacaban fotos para perpetuar momentos y como me he deliciado buceando los añosos albums familiares!
Entonces, queremos historias de los Mota Escobar! Creo que todos tenemos maravillosos recuerdos de todos ustedes! Queremos saber de los vuestros!
Un beso para Marité, Verito y abrazo a toda la familia Mota Escobar, desde São Paulo, Brasil!
Que contenta estoy con la participación da la Marité, "las nenas" les decia mi mami.Creo que tenemos por ahi algunas fotitos de ellas, ya se publicarán.
Con respecto al Pello, solo diré...."me caigo...desmayá!".. él les explicará la expresión.
LA Marité y la Marivé alias las "Mota Cota"como no recordarlas,muy simpáticas ellas,por ahí salen en unas fotos de mi matri,bonitos recuerdos.
Un recuerdo cariñoso para ellas y especialmente a su mamá la Teresita, tan amorosa y dulce igual a la Sonia .
Tengo hermosos recuerdos de esa hermosa familia los Escobar y toda la prole.
Me encanyara seguir teniendo noticias de todos en este maravilloso blog que está uniendo los recuerdos de cada uno de uds.
Besitos para todos
.
Pedrito ,Pedrito no termino de sorprenderme con todos tus recuerdos, realmente una mente privilegiada,me gustaría realmente poder acordarme de tantas cosas como tú, pero por lo menos puedo disfrutar con tus recuerdos.
Un cariñoso saludo a la distancia de tu prima.
que quieren que les diga chiquillos nunca pensé saber de ustedes tan rápido y de varios al mismo tiempo
yo era una niña en ese tiempo , pero créanme que sus recuerdos han evocado muchos de mis propios recuerdos familiares...
también mi gente tiene mucho que contar cuando salimos de santiago (1969) nos tocó vivir en varios lugares d Chile ... con historias variadas y el afecto de muchas personas.
Para Jaime , Ana María y Carmen Gloria un gran abrazo...
Marité, yo me quedé sin abrazo, pero no importa, porque la alegría de tener noticias de ustedes es inmensa. Nunca he dejado de recordar a tus padres que son mis padrinos. Tu papá de Confirmación y tu mamá de Bautismo.
También me acuerdo de ti y de tus hermanos. Ustedes eran bastante menores que yo y no tuvimos muchas ocasiones de compartir. Pero ahora tendremos la oportunidad de conocernos mejor gracias a este blog.
Un abrazo cariñoso a toda tu familia, especialmente a tus padres. De Peyo.
Pedro ahora te envío el abrazote a ti solo ya que antes agradecía el recuerdo de los antes nombrados ,
que gusto saber de ti ya que físicamente estás tan lejos pero ahora se estableció el contacto y espero sea ¡por muy largo tiempo!
Mi gente recibe tu saludo y lo devuelve aumentado ... y súmale , otro abrazo a la distancia .
( ahora seré disculpada je-je-je )
Chiquillas y choquillos del blog, ahora estamos sedientos de historias de los Mota Escobar!!! Marité, Marivé, mando un tremendo abrazo para el tio Jesus y millares de besos a la tia Tere. Recuerdo la ultima vez que los vi, e Conce, aún estaba la tia Teresa Caro entre nosotros. Nos pusimos a jugar cartas con ella y despues no queria ir a acostarse! Don Topa debe recordar esa noche que pasamos por ahi.
Entonces, estamos a la espera de esas historias!!!
Me acuerdo perfectamente de ese día cuando fuimos a la Villa Acero y finalmente dimos con la casa de los Mota Escobar. La tía Teresa estaba viejita pero muy contenta por nuestra visita. Asimismo Teresita y el tío Jesús estaban felices con la sorpresa que les dimos. La tía Teresa invitaba a que la fueran a ver y jugáramos al Revoltijo. Finalmente compartimos unas ricas onces.
Se puede compenetrar? Dijo Cantinflas.
La tía Teresa era campeona para jugar al naipe y a veces se armaban unas partidas de ''chonchón'' en las que participaban mi mamá, los Escobar, mi padrino Jesús Mota, el tío Sergio y ocasionalmente yo. La tía ponía toda su pasión en el juego y el tío Sergio le sacaba pica. Cuando el tío estaba a punto de ganar la mano decía en tono burlón: ''estoy a una...'' y a la tía le salía humito por las orejas. Los demás nos reíamos, pero ella se quedaba re seria y alegaba: ''ya empezó el pájaro de mal agüero''.
Lindos recuerdos de esas tardes de alegría y convivencia cariñosa. Son tiempos que ya no volverán, pero haberlos vivido fue un regalo de la vida.
Hola a todos....
Bueno, debo decirles que mis papás viven en esa misma casa donde estuvieron ustedes...Ciccarelli 351, Villa Acero...Hualpén (hermosa y pujante nueva comuna)....
Con relación a la abuelita y el naipe, me acuerdo que cuando chicas, con la Pati, ibamos en el verano al campo de los tíos en Parral y jugábamos con la "güeli"...pero ella se enojaba tanto si perdía, que nos daba con la vatilla que usaba para espantar las moscas....
por suerte eramos más ágiles que ella...así nos librábamos...sin embargo, debíamos dejar pasar un buen rato antes de acercarnos denuevo porque el varillazo seguía vigente....jajajajaja
Chiquillas Mota! Bien recordado que la tia Teresa, vuestra "güeli", no le gustaba para nada perder al naipe. Y, como bien comentó don Yope por ahi, al tio Sergio le gustaba hacerla pasar rabia en las manitos de chonchón, carioca y tantos juegos que la tia dominaba y nos enseñaba. Pero eran ambos complices del hecho, era actuación de ellos para reirnos todos y pasar un rato agradable.
Tambien recuerdo estar escondido "sapeando"entre los visillos y cortinas del comedor de Ruiz Tagle, las interminables y entretenidas manos de brisca que jugaban el abuelo David, el tio Manuel y don Pedrito. Cada uno tenia sus dichos graciosos, como el "me caliento y saco el sable!" que solia gritar el abuelo David. O el "paso y gano", o una frase que venia luego de terminar un juego: "el resto se lo contamos al juez...", cuando alguno de ellos intentaba explicar por qué perdió la manito...
A veces yo era el encargado de bajar al subterráneo, a llenar una botellita de buen tinto, para que los jugadores mojasen el gaznate, entre mano y mano. De seguro el tio Manuel tambien ponia en la mesa unos champagnes cuidados personalmente y con todo cariño. Cosechas absolutamente únicas, porque recuerdo haber visto botellas sin etiqueta oficial y si con anotaciones que eran de puño y letra del tio Manuel. Se que don Topa concuerda conmigo cuando lamento tanto haber sido tan re chico en ese tiempo. Me hubiese encantado tener al tio Manuel a mano, para que me contara más sobre la enologia, sobre el cuidado de los mostos, recorrer con él la bodega, que fue siempre un enorme misterio, sitio desconocido y facinante para mi, algo tan cercano, vecino de la casa de Santa Elena, y tan distante al mismo tiempo.
Interesante alusión al Dr. León Spector, pediatra de origen judío. Fue nuestro médico de cabecera cuando éramos niños.
Su consulta estaba situada en la calle Arturo Prat, a dos cuadras de Avda. Matta, vereda oriente. En la esquina había una farmacia que aún susbsiste, y el edificio donde estuvo su primer estudio, aún está allí.
Luego se cambió una cuadra hacia el sur, vereda poniente.
Quise tomar contacto con él en la década de los '90, para agradecerle sus servicios, pero no fue posible.
Es importante hacer notar que los barrios de San Diego, Arturo Prat y Serrano, también Avda. Matta, eran judíos. En calle Serrano se encontraba una bella sinagoga que fue vendida por la comunidad posteriormente. Todavía se encuentra la última sinagoga, en Avda. Matta casi al llegar a Sta. Rosa, vereda sur.
Es todo cuanto puedo aportar.
Ese pediatra era una eminencia, salvó la vida de mi hermano menor y a mi me controló hasta como los 13 años. Estaba al tanto de los últimos descubrimientos y tenía un contacto muy grato con los niños.
Recuerdo a un su auto, el que estacionaba dentro del edificio de su consulta, era un modelo de los años '50 que en ese tiempo daba envidia.
Considero importante que la memoria colectiva conserve estos antecedentes, toda vez que el Santiago de los años '2000 se está haciendo tan diferente y alienado...
Marcelo, Soy Daniela, nieta del Dr. Spektor, mucyhas gracias por tus palabras. Lamento contarte que mi abuelo fallecio hace solo dos meses, sin embargo con una lucidez que todos quisieramos tener a sus 91 años. Si quieres seguir en contacto para mas detalles de lo que fue de mi abuelo, comunicate conmigo a mi mail dsommerfeld@gmail.com.
Gracias a todos uds. y por dar este espacio de bloggs, es asi como aunque hoy en dia un poco perdida la comunicacion... nos contactamos a traves de la tecnologia, diferente pero tiene sus virtudes. Gracias!
Que buen aporte el de Marcelo Vicente, y que grato saber que este blog va uniendo cariños y recuerdos de gente que nunca se ha visto! Nos alegra percibir que nuestros recuerdos del querido Dr. Leon Spektor hayan tocado no solo a Vicente, como primeramente a su nieta Daniela, cuyo amor, admiración y extremo cariño por su abuelo me dejó emocionado. Fue también mi pediatra y me salvó de varias. La que más recuerdo fue una vez en que tuve una fiebre que me produjo alucinaciones horrendas, delante de mis afligidos padres. Llegó el Dr. Spektor y, quanque era bien chico, recuerdo que su presencia me pasó una tranquilidad que luego se convirtió en alivio. Y a mis padres igual.
Confieso que no tenía la menor idea que el consultorio del doctor era por ahi donde dice Vicente. Qué memoria y qué bueno que lo tengas tan claro! Tampoco sabia que ese barrio de San Diego y alrededores era habitado por judíos. Una parte de nuestra familia, por el lado de los Acuña, tuvo mucha relación con judíos. Aunque yo aún no había nacido cuando la abuela Ana tenía pensionistas, se que hubo judíos y también españoles, la mayoria escapando tanto de la II Guerra Mundial como la civil española. Mis hermanos talvez tengan algo más que agregar, solo recuerdo que, por muchos años, los Acuña tuvieron amistad con una matrimonio, de apellido Buchuck, que eran de origen judío. Los recuerdo patente, él tenía unos ojos claros, probablemente azules (tengo discromatopsia, una variación del daltonismo...) y fumaba puros. Ella era muy buena moza, blanca, de cabello bien oscuro.Tenían un auto grande, años 50 también, de esos que tenían busca-caminos y visera, los recuerdan? Una vez tuvieron un serio accidente, ya que a él se le cayó el puro mientras dirigia, y perdió el control del vehiculo sufriendo un violento choque. Curioso como uno guarda estas cosas en la mente.
Pienso que nuestra familia, por el lado Acuña-Caro, debe haber tenido alguna influencia judía, ya que hay varios nombres de ese origen entre ellos, como David, Ana, Berta y, claro, Jaime.
Años atras, visitando las juderías de Barcelona, el guia me dijo que el apellido Acuña era, seguramente, de origen judío, ya que era comun que se adoptaran oficios, o nombre de árboles, como apellidos para no ser identificados o, peor, estigmatizados. Quien sabe hubo algún acuñador de monedas entre nuestros antepasados! Hay Zapatero, como el presidente español, así como Taylor (sastre) en USA, y muchos otros, como Olivos o Carvalho (roble, en portugués).
Quien sabe nuestro nuevo amigo Marcelo Vicente pueda ayudarnos más en este tema.
Un saludo s todos!
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