miércoles, 25 de junio de 2008

Mi infancia en Santa Elena


El tío Manuel disponía en su casa de una pequeña biblioteca donde destacaba una colección de National Geographic, cada revista perfectamente cuidada. Yo me entretenía mirando las fotos de diversas partes del mundo, pero prefería las de animales. También había dibujos y algunas fotos del espacio y de los observatorios astronómicos de la época. Además tenía algunos discos 78 rpm de música clásica que yo pedía que me hicieran escuchar, lo que al parecer le daba mucho gusto, porque me hacía unos efusivos "castigos", como decía él, que eran abrazos mezclados con cosquillas y unos zamarreos afectuosos. Cuando quería hacerle cariño a alguien decía: "déjeme hacerle unos castigos".

Pedrito con el tío Manuel en el patio de Santa Elena

Con Patricio Escobar, su hijo, nos entreteníamos sin ver pasar el tiempo. Él era muy hábil para construir cosas de madera, por ejemplo una vez hizo unas lanchitas a motor, la hélice la fabricó a partir de una lata de conservas que se movía torciendo un “elástico” ( ups!). En otra ocasión contruyó unos veleros con timón y fuimos a hacerlos navegar a unas piletas grandes como piscinas, en la Población Chile, que estaba no muy lejos de la casa.

Anamaría, Sonia, Carmen Gloria y la tía Consuelo Castillo en la pileta de la Población Chile

En el patio había una gran barra para hacer ejercicios y yo me lo pasaba colgado o encaramado en ella. Después hacíamos ensalada de pepinos con tomate y la comíamos en el cuarto que había al fondo del patio, imaginando que nos encontrábamos lejos acampando en una cabaña. En el jardín habían dos o tres ciruelos magníficos que nos proporcinaban el postre de nuestro camping. Con esas frutas la tía Teresa hacía una mermelada deliciosa que aún recuerdo con nostalgia y se me hace agua la boca imaginándola sobre esas tostadas que nos servía al desayuno.

Una vez se nos ocurrió hacer unas acequias en el jardín, que serpenteaban entre las plantas, como nos pareció que se asemejaban al río Amazonas nos fuimos a buscar fauna para que fuera más real. Cerca de la línea del tren a Puente Alto corría un canal de agua bastante clara donde se veían pequeños peces y sobre todo sapos, ranas y pirigüines. Capturamos gran cantidad de sapos que transportamos en latas de conservas o de leche en polvo. Estábamos entretenidos jugando con los batracios cuando de repente la tía Teresa nos advierte: "déjense de tomar los sapos que expulsan líquidos venenosos por la piel". Al olernos las manos notamos un olor como de pescado o de agua estancada, con verdadero pánico nos fuimos a lavar las manos con jabón, pero a pesar de repetir y repetir la operación el olor no desaparecía. Cuando fuimos a comer no nos atrevíamos a tocar el pan y la comida nos pareció impregnada de ese olor desagradable.

En otra ocasión, estando yo de allegado nuevamente, llegó la Luca (se llamaba Lucrecia) que era una señora muy simpática, con el pelo completamente blanco, amiga de los Escobar y los Acuña, quien se ganaba la vida haciendo tortas y pasteles deliciosos. Ella me llevó de regalo un queltehue joven en una jaula. Fascinado con el regalo pasé toda la tarde observándolo, dándole de comer, poniéndole agua en un tarrito para congraciarme con él y así supiera que yo era su amable dueño. Ya tarde en la noche me convencieron de ir a dormir. Al otro día tempranito me desperté y lo primero que me dijeron fue: Pello, fíjate que anoche un gato mató al queltehuito. Me levanté de un salto y encontré la jaula vacía con algunas plumas esparcidas.

Después que se me calmó un poco la pena me dijeron que la próxima vez que viera a la Luca no le contara que el queltehue había muerto. Un par de semanas más tarde nos encontramos nuevamente con la Luca y al saludarme me preguntó: ¿...y cómo está el queltehuito, Pedrito?... Y yo, sin titubear ni mirar caras respondí con toda franqueza: ¡Qué queltehuito ni que ocho cuartos, cuando esa misma noche se lo comió el gato!

La historia quedó en los anales de las dos familias y causó risas durante años. Pero también sirvió como evidencia de que cuando niño yo no sabía mentir. Y hasta ahora que estoy viejo me cuesta mucho ocultar la verdad; puedo guardar un secreto hasta la tumba, especialmente si alguien me hace una confidencia, pero no me pidan que diga falsedades.

Con Patricio teníamos también un lote de amigos que se reunían en la "callecita" y con ellos armábamos juegos de policías contra bandidos o pichangas con pelota de trapo, si no conseguíamos de goma o de fútbol. Recuerdo algunos nombres: el Ramón, el Edgardo, el Costa, el Sergio Soto y su hermano Juan, quien fue después el famoso delantero de Colo-colo. Lo llamaban "El Mota", seguramente por su pelo bien crespo, pero yo lo llamaba "El Mo", probablemente por que lo conocí muy niño y debo haber sido corto de lengua.

Juan Soto"el Mo", Ana María, Pedrito y Sergio Soto en la pileta de la Población Chile

Cuando fui un poco más grande el tío Manuel me invitó a visitar su laboratorio. Era una casona de dos pisos que por dentro parecía un palacio. Al segundo piso se llegaba por una escalera de mármol y todo era de una pulcritud digna del Vaticano. Me mostró probetas, alambiques, mecheros, pinzas y tubos de ensayo, pero lo que más me fascinó fue la colección de lupas y microscopios. Como siempre me gustaron los aparatos ópticos, ahí me tocó la cuerda sensible.


El tío Jesús y Teresita en la escalera de el "Palacio"

Cuando se casaron la Tere y la Sonia las fotos oficiales de matrimonio se realizaron junto a la escalera de ese palacio. No sé qué destino habrá tenido ese magnífico edificio. Tampoco sé si quedará allí algún rastro del tío Manuel. Lindo sería encontrar algo significativo para rendirle homenaje.Talvez tengamos el privilegio de rescatar algo suyo para nuestro patrimonio.

(ya vendrán otros de mis recuerdos, si me tienen paciencia).

Escrito por don Yope

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Me vuelvo a "caer desmayá", no puede ser normal que te acuerdes de tantas cosas, algunas de ellas las alcanzo a vislumbrar ahora que las leo y no me cabe duda alguna que son reales.
La muñequita de goma con que salgo en la foto era de Sonia o Tere y me la prestaban siempre que yo iba ¡me encantaba! creo que recuerdo hasta su olor.
Fui tambien algunas veces al laboratorio del tio y tambien me fascinaba, tengo gran atraccion por las cosas cientificas pero mis ancestros indigenas pesaron mas y le hago mas a las artesanías, el trabajo manual es lo mio.
Lindas las fotos principescas de Tere y Jesus, no se merecia otro escenario una belleza como la Tere ¿cierto?

Anónimo dijo...

Hola Ana María....que bueno es saber que "tamalí" eres tú....
Tengo unas ganas enormes de poder encontrarlos en persona y poder chacharear de lo lindo...todo lo que sé de ustedes son recuerdos que mi madre y la Yaya (Sonia)nos han contado desde que tengo uso de razón.....
Ya tendremos oportunidad.....
Un Abrazo.

PD: Peyo, Dios bendiga tu memoria y tu "pluma"....besitos.

Anónimo dijo...

Marmotita,me encantaría tambien juntarme con uds,tal vez si vienen a Santiago en alguna oportunidad podría ser como lo ha hecho Sonia y Guillermo, la invitación está hecha, eso si cuando no haga tanto frio.
Me he vuelto a llamar Tamalí como a los sesenta años y fue porque firmaba mis trabajos con ese nombre como homenaje a mi papi que me decía así.

Don Peyo dijo...

No puedeo dejar de mencionar que quien ilustra mis ''reportajes al pasado'' es mi primo Don Jorge Patricio Acuña Castillo alias don Topa, o don Gejor. Maestro y conductor de este blog increíble.
A la familia Mota Escobar le prometo hacer un esfuerzo para encontrarnos en un próximo viaje a Chile. Cada vez que voy se me hace cortito el tiempo, pero estoy pensando arrancarme por un tiempo largo y sacar las ganas de verlos a todos.
Por el momento sigamos en contacto por este medio electrónico casi mágico. Cariños y abrazos desde esta tierra lejana, de Peyo.

Anónimo dijo...

Tamalí , bonito el nombre , especial y con historia ...
aprovecho la ocasión para agradecer tus " eficientes gestiones" , para echar a andar esta hermosa iniciativa de "encuentro familiar" a la distancia ... creo que nos ha hecho bien a todos los que nos hemos sumado a este "viaje por la historia" y tal vez mucho más a tus hermanos que se encuentran , en " lejanas tierras"...
Recibe un cariñoso abrazo

Anónimo dijo...

Pedro...aunque estés lejos , estás cerca y por supuesto sería hermosísimo que pudieras venir por estos lados ...
en todo caso , esta iniciativa de comunicarnos en el blog ha sido ¡genial!...
pregunta al margen ¿sigues cantando? espero que sí...
recuerdo tus canciones con un grupo, en la celebración de un San Manuel ¿recuerdas lo concurridas que eran esas reuniones familiares?
bueno , recibe un abrazo a la distancia...
y los saludos de tus tíos Jesús y Tere .

Don Peyo dijo...

Tengo que responder de inmediato a Marité.
...El que nació chicharra...O sea sigo cantando. Y siempre me he ganado la vida con la música. Acá en Canadá (ciudad de Laval, al lado de Montreal) trabajo como profesor de varios instrumentos y consejero pedagógico en Nantel Musique inc. una academia privada que cuenta con más de 400 alumnos de todas las edades. Estoy en esta escuela desde hace casi 32 años. He tenido grandes satisfacciones iniciando niños y adultos, formando otros músicos y capacitando otros profesores. Yo mismo he recibido formación en diversos temas, especialmente en lo que se refiere al uso de instrumentos electrónicos programables.
Ya me quedan pocos años para jubilar, pero creo que tendré que seguir a tiempo parcial por otros años, pues no me veo capaz de abandonar este oficio de la noche a la mañana sin que me afecte profundamente la moral, porque me gusta lo que hago y creo tener energías y entusiasmo para seguir ejerciendo.
Anamaría tiene algunos ejemplares de un CD que edité acá, inspirado en la música y la historia Mapuches. Con él obtuve un premio del Consejo de Artes del Canadá y un ejemplar se encuentra en la Biblioteca Nacional en Otawa. La gracia del asunto es que gané ese premio con un contenido completamente extraño para los canadienses, pero así y todo le gustó suficientemente al jurado como para otorgarme una recompensa.
Eso es lo que puedo resumir con respecto a la música. Más adelante entraré en detalles y abordaré otros temas de mi experiencia canadiense.

Anónimo dijo...

Tengo ese CD, se llama Arauco Soberano y lo pongo a disposicion de los Mota Cotá, digan como lo hacemos y ¡tilin ! como diria Jaime.
Tengo otro CD de piano grabado por alumnos de Pello que se podría copiar.Estoy a sus ordenes,Anamaría

Anónimo dijo...

Pedro , mañana será tu santo y pensaba , que lindo sería un masivo encuentro familiar con guitarreo incluido, para celebrarlo ...
pero en su lugar está este blog para poder saludarte con una cariñoso abrazo y un recuerdo a la distancia...
pasando a otro tema me encanta lo que cuentas de tu trabajo en Canadá espero nos cuentes más...

PD : Tamalí ya veremos como nos organizamos para tener la música de Pedro que tú nos ofreces.
saludos

Don Peyo dijo...

Gracias por el saludo de San Pedro.
En este país fome no se celebran los onomásticos, solo la fiesta de San Juan Bautista que es el día oficial del Quebec y este año la ciudad de Quebec, capital de la provincia (provincia = estado) esta celebrando los 400 años de su fundación. Por mi parte me conformo con los saludos de ustedes y el de mi señora.