viernes, 20 de diciembre de 2013

Más recuerdos de aquellos tiempos...

Parece mentira que hayan pasado 50 años de esto que recuerda aquí don Yope. Como dije en comentario anterior, me hacia falta que mi querido hermano recordara y me contara esta parte de su historia, que nos envolvió a todos. Sin exagerar, pienso que nuestra familia tocó, tangencialmente, un momento único en la vida musical de nuestro país, la Nueva Ola. Nuestro don Yope la tocó, literalmente, con todos sus dedos.

Recuerdo perfectamente ese tiempo maravilloso, tenía nueve años. Un día de esos, Carlos González caminaba por Ruiz Tagle casi llegando a Thomson (hoy cambio de nombre esa calle...) , yo me encontraba con el grupo de cabros de la cuadra, sentados en la casa de los Montero. Carlos paró, me miró y preguntó: está tu hermano en casa? Sí, le respondí, allá está esperando. Y Carlos siguió sus pasos, con ese caminar lento, como que marcando cada pisada con fuerza al suelo. Los cabros quedaron tiesos, sorprendidos,  era el mismísimo Carlos González dirigiéndome la palabra!

 Recuerdo haber estado en la pieza con ellos, yo sin casi pestañear para no molestar, para que no me fueran a echar, aunque la pieza era "nuestra" con don Yope. Y mi cabeza quería grabar esos momentos increíbles que me tocaba vivir, porque sabia perfectamente quien era Carlos González, la Nueva Ola y todo lo que envolvía.
Los arreglos musicales que se hacían en casa son hoy históricos. Temas como los que menciona don Yope, el clásico Aún te Quiero, y otros más que recuerdo como Sabor a Salado, Tú me Perderás (los escuché en versión original, en italiano, en unos discos que deben haber sido de acetato, con aluminio al medio!), Balada de la Tristeza de Buddy Richard, Mi Amor es Grande y Aunque Sé, que grabó Luz Eliana, y tantos otros. Pena que en ese tiempo no hubiese máquina fotográfica digital ni i-phone, ni ninguna forma fácil de poder graficar todo lo que veía y escuchaba. Decenas de plam-pla-pla-plam, que se modificaban aquí y allá hasta que quedaba en las partituras. Y después de esos días y noches escuchando los plam-pla-pla-mplam? El milagro, el orgullo y la felicidad de escucharlos en la radio!!!    Es probable que por eso sea tan amante de la música de esos tiempos, Neil Sedaka, Paul Anka, Pat Boone, Presley, Brenda Lee, etc., que obviamente no son de mi generación y sí de la de mis hermanos. Recuerden, tenía solo nueve años, mi música generacional es otra, Beatles, Creadence, Crosby Still, Nash & Young, Doors, Queen, Stephenwolf, Simon & Gartfunkel, por ahí va la banda sonora de mi vida... Y lógicamente siendo niño escuchaba mucho la radio, o con mi papá, en especial noticias y reportajes, y el sagrado programa de tangos domingo en la mañana,  o con mi hermana, música, programas como El Calducho, Cocktail de Estrellas y uno de que era de Maria Pilar Larraín, con pura música de la nueva ola, copuchas y comentarios. Recuerdo que una de sus secciones se llamaba Son Rumores, que era como hoy es la tanda farandulera.

Como bien dijo Anamaria, estuvimos en ese tiempo tocando las estrellas y quien imaginaría que después tendríamos a Don Rorro y Sinergia ganando todos los premios en la Quinta Vergara. Y digo más, por mi lado quien iría a imaginar que estaría en contacto con tantos músicos y actores brasileños famosos, Chico Buarque, Milton Nacimento, Elis Regina, Jair Rodrigues, Rodrigo Santoro, Kadu Moliterno, Leticia Spiller, Marcelo Novaes y tantos que hoy aparecen en las telenovelas, como la famosa Avenida Brasil, que tiene a todos enganchados! Con la revista Caras de Brasil me tocó conocer estrellas de peso, como Susan Sarandon y, probablemente en enero me toque estar, por lo menos, con Robert Redford, ya que crié un evento con Caras Brasil durante el Sundance Festival, que se hace todo año en Park City, Utah.

Nada mal para un cabro chico que soñaba con ser "accidente de aviación".....

Abrazo a todos y lo mejor de lo mejor en esta navidad y ese 2014 que viene nuevo de paquete!

Don Meja


sábado, 14 de diciembre de 2013

Cincuenta años atrás

Hace unos días se cumplieron cincuenta años del asesinato de J. F. Kennedy y mientras conducía mi cacharrito hacia la pega escuché un programa en la radio que tenía por tema: ‘‘¿Qué hacía usted cuando supo la noticia del atentado contra el presidente estadounidense?’’. Casi no escuché las repuestas que daban los participantes presentes en la emisora o que llamaban por teléfono, porque me puse a recordar mi propia experiencia y ahí se me fue la onda hacia aquellos años que fueron plenos de bellas experiencias de juventud.

Cuando supe la noticia de la muerte de Kennedy me encontraba conversando con mi amigo de entonces Carlos González (Q.E.P.D.) mientras comíamos en un restaurante, probablemente El Dominó o El Rápido, que solíamos frecuentar después de haber grabado un par de canciones necesarias para llenar un disco 45 rpm. del sello de Camilo Fernández. Como toda la gente, nos asombramos y conmovimos con el hecho y hasta nos alarmamos un poco puesto que durante esos años la tensión era muy alta entre los Estados Unidos y la Unión Soviética. 

Con Carlos fuimos bastante ‘‘compinches’’; nos contábamos proyectos, experiencias, sueños, aventuras y gustos artísticos. Le encantaba la música sinfónica y sus piezas preferidas eran la sinfonía número 5 de Beethoven, la ‘‘Inconclusa’’ (Nº8) de Schubert y la ‘‘Nuevo Mundo’’ (Nº9) de Dvorak. Estuve varias veces en su casa y él en la mía, donde hicimos arreglos musicales en el piano que tenía en mi dormitorio de la casa de la calle Ruiz-Tagle y que hoy se encuentra en poder de mi sobrina Vanessa.

En uno de los artículos publicados en este blog aparece el piano y la mesita hexagonal en la que escribíamos las partituras con Carlos y donde yo hacía mis tareas del Conservatorio Vespertino de la Universidad de Chile y de la Escuela Normal Superior José Abelardo Núñez.

Nos conocimos precisamente en el Conservatorio, que en ese tiempo se llamaba Escuela de Extensión Musical y que daba los cursos de madurez para adultos que desearan regularizar sus estudios musicales de nivel universitario.

Una noche después de clases, caminamos un rato conversando de lo que estábamos estudiando y me contó que le habían ofrecido grabar un disco 45 rpm. con dos canciones suyas y que había pensado que yo podía ayudarlo tocando piano y haciendo copias de las partituras para los músicos. Desde luego que me ofrecía remuneración por los dos trabajos, lo cual me venía como anillo al dedo porque en ese entonces yo tenía un escuálido presupuesto producto de algunas clases particulares de piano y de la ‘‘amenización’’ tocando armonio en algunos matrimonios celebrados en la parroquia Santa Rosa de Lima.

Así empecé mi corta carrera en la Nueva Ola. Con Carlos González la primera canción publicada fue ‘‘Aún Te Quiero’’ en la que se escucha claramente el piano ‘‘machacando’’ unos acordes que le dan el ritmo a la canción ‘‘pám-pampampám...’’ repite el piano del comienzo hasta el fin; para quienes saben un poco de música son: negra, dos corcheas, negra...


Después siguieron otras composiciones suyas y varios éxitos extranjeros traducidos al Castellano: ‘‘Truenos’’, ‘‘Si Quieres Dejarme’’, ‘‘Tú Me Perderás’’...






También acompañamos a Sussy Vecky, Luz Eliana, Budy Richard y otros.
Recuerdo que en la primera versión de ‘‘La Balada de la Tristeza’’ tuve que tocar el mismo motivo rítmico que en ‘‘Aún Te Quiero’’, en otras canciones hacíamos coro o tocaba un pequeño órgano electrónico bastante primitivo.

Ahora cuento esto como anécdota, pero en ese tiempo yo tomaba muy en serio mis estudios musicales y encontraba un tanto ‘‘vergonzoso’’ estar tocando música rock si mi formación y mi preferencia era la música ‘‘clásica’’ o ‘‘selecta’’, que me gustaría más bien llamar ‘‘música académica’’. Por ese motivo, que hoy encuentro un poco tonto, le pedí a Carlos que no me presentara en público ni me mencionara, además que todos los discos que me daban después de cada grabación los regalé sin pensar que un día podrían tener algún valor, especialmente sentimental.

En mi dormitorio también tenía el tocadiscos que fue un regalo del Padre Guillermo Stenoff, párroco de Santa Rosa de Lima y que años más tarde consiguiera mi liberación de manos de la dictadura, junto con el pastor Domingo Guzmán de la iglesia evangélica Metodista Pentecostal de Parral. El Padre Guillermo se había conseguido ese tocadiscos con algún feligrés para dármelo como recompensa por mis acompañamientos de misas, bautizos y matrimonios tocando el armonio y cantando, la mayoría de las veces en Latín. Reconozco que esa experiencia me ha servido bastante para entender y disfrutar las grandes obras religiosas de Juan Sebastián Bach, Mozart, Beethoven, Brahms, etc.

Volviendo a lo de mis andanzas con Carlos González, con él conocí y toqué en ensayos con Nano Vicencio, Horacio Saavedra, Washington (no me acuerdo su apellido, pero es el guitarrista amigo de Peter Rock) y varios otros. Cuando Horacio Saavedra se integró al grupo como clavierista a mí se me acabó la pega como acompañador y poco tiempo después me alejé del ambiente ‘‘rockero’’ para dedicarme a mi carrera de profesor.
Ahora que estoy entradito en la Tercera Edad miro hacia atrás y veo el camino recorrido con tantas experiencias vividas, las que han ido enriqueciendo mi existencia y que deseo compartir con otras personas a quienes les puedan servir como referencia o simplemente como algo entretenido... Y también para que conozcan este pariente o amigo que vive en el norte del planeta tratando de hacer cosas interesantes para contribuir a la educación y al esparcimiento de niños, jóvenes y adultos de esta parte del mundo.