viernes, 19 de agosto de 2011

Urologías


La hora fatal finalmente había llegado. Ese ser siniestro llamado Urólogo, dicen me espera esta mañana en su lugar de tortura. Temprano partí rumbo a mi destino pensando como sería esa experiencia que tantas veces escuché contar a los amigos en son de chunga donde los chistes al respecto del examen a la próstata se repiten hasta el cansancio.
Una vez en el lugar y hechos los trámites de rigor, papeleos y demases me dicen que me llamarán en el Box 3.

Jorge Patricio Acuña !!!
Espetó de voz en cuello una fornida enfermera.
Pase al Box 3 !!!
Y sonó como carcelera de la penitenciaría.
...Ufa! llegó la hora me dije, mientras recogía el libro que me acompañaba y nerviosamente intentaba meter en la mochila los audífonos.

Adelante !!!
Siéntese!!!
Una voz gruesa, de un hombrón fornido me indica el asiento y procede con la rutina de preguntas y respuestas, mientras curioso le observo las manos, si dejar de mirar el corro de jóvenes con delantal que lo rodean como polluelos...
Siii !!! la suerte me acompaña ya que justo hoy los alumnos vienen aprender del maestro.
Será que todos ellos me van a hurguetear ??? son cinco alumnos y el doctor !!!
No puede ser !!!
Por favor, bájese los pantalones y los calzoncillos.
Me subo a la camilla y procedo a ponerme en la posición requerida, la que dejaré a la imaginación de mis lectores.
Relaje !!! relájelo !!!
Estoy entregado...
Y el urólogo procede con profesionalismo y maestría.
Cuando termina me da una palmada en el hombro como diciendo... sería todo. Y doy un suspiro de alivio.
Aaah !!! pero la tortura no había finalizado. Nooo !!! un alumno debería repetir el procedimiento y
adivinen... le toca a la única mujer del grupo realizarlo.
Y ahí quedo yo tendido en esa posición tan poco digna, con mis partes pudendas al aire y reducidas a la mínima expresión. Será problema de la situación o del frio ?
Recorre con suavidad y cierto temor las criadillas terminando finalmente con la exploración allí en lo profundo.
Por fin !!!
Apresurado me visto y me siento a escuchar el diagnóstico:
"Las paredes están lisas y no se aprecian nódulos"
Uf! menos mal, una buena noticia por lo menos...
Pero, el urólogo a pesar de ello y para descartar cualquier anomalía, me manda hacer nuevos exámenes de orina, una ecotomografía vesicoprostática y me da una orden para realizar una biopsia a la próstata.

Así que esta novela aún no termina, sigue o continuará...



viernes, 5 de agosto de 2011

Ha partido nuestro doctor Leon Spektor

Transcribo lo que nos ha llegado a través de Danielle Sommerfeld, su nieta y aprovecho de hacerle llegar nuestro cariño y solidaridad en este triste momento.

Estimados Pacientes del Dr. Spektor:


Lamento comunicarles que mi abuelo, el Dr. Spektor ha fallecido, pero estamos tranquilos por que esta en paz. Perdonenme que me he desaparecido estos meses, sin embargo me preocupe de estar al lado de mi abuelo este año. Agrecemos infinitamente sus palabras y recuerdos, esperamos que podamos elevar su alma con sus buenos recuerdos y pensamientos hacia el. Nosotros estamos tremendamente agradecidos.

Un abrazo fuerte.

martes, 14 de junio de 2011

No ! a la cultura de lo desechable

Una parte de mi pequeño mundo de cachureos

Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco..

No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar. Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales.

¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Sí, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó botar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables! Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el pañuelo de tela del bolsillo.

¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor. Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto. Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.

¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!

Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, vajillas y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de refrigerador tres veces.

¡¡Nos están fastidiando!! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.

¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de los tenis Nike? ¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando colchones casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 30 años no va a creer esto:

¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el que recogía la basura!!
¡¡ Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII)
No existía el plástico ni el nylon. La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan.
Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De “por ahí” vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el “guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo”, pasarse al “compre y bote que ya se viene el modelo nuevo”. Hay que cambiar el auto cada 3 años como máximo, porque si no, eres un arruinado. Así el coche que tengas esté en buen estado. Y hay que vivir endeudado eternamente para pagar el nuevo!!!!

¡¡¡Pero por Dios.!!!

Mi cabeza no resiste tanto.

Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo) Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.

Sí, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo?

¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?

En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los paños de cocina, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos... ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las tapas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela.

¡Tooodo guardábamos!

Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Eveready pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.

Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!

Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guirnaldas de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los goteros de las medicinas por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornilla desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.

Los cajones guardaban pedazos izquierdos de pinzas de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en una pinza completa.

Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden “matarlos” apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!!

Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: “Cómase el helado y después tire la copita”, nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡La buenas peras que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.

Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables.

Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo, pegatina en el cabello y glamour.

Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la “bruja” como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.
Ayúdenme, me caí del mundo y no sé por donde se entra...

viernes, 27 de mayo de 2011

Se nos fué la tía Oriana Mandiola

Ayer falleció la tía Oriana y hoy fue el responso en la Parroquia de la Anunciación, ubicada en la plaza Pedro de Valdivia, el mismo lugar donde fueron las exequias de nuestro tío Chito. Carmen Gloria, Viviana y María Consuelo estuvieron presentes por mi familia mas cercana. Por supuesto estaba David y María Oriana con su familia y la tía Alicia Mandiola. Saludé a Susana Nacrur y Sadek. La ceremonia estuvo bien concurrida, inclusive vi por ahí algunos camaradas DC de don David, Soledad Alvear entre ellos.
La emoción estuvo a cargo de los testimonios expresados por dos de las hijas de David. Unas hermosas palabras cargadas de sentimientos hacia la abuela Oriana que se la llevó el Señor.

jueves, 12 de mayo de 2011

El viejo "bacán"



Anoche en el Estadio Nacional, el viejo Paul a sus 68 años nos deleitó, emocionó con su música, con su talento y empatía con el público. Se paseó por canciones de los Beatles, de su época con los Wings y algo de su trabajo como solista. Partió con Hello Goodbye y luego en las dos horas y media que duró el concierto nos regaló Blackbird, Something, Let it be, Yesterday, Live and let die... entre tantas. Sólo eché de menos algunas canciones de sus últimos trabajos como "This Never happened before" o "The end of the world", pero al final quedé conforme por su entrega, por su calidad vocal y por su juego con el público. Le hizo harto empeño a comunicarse en castellano, nos dijo que éramos "bacanes" e incluso tarareó la "Canción del adiós" queriendo anunciarnos que su show estaba por finalizar y cuando cantó ... and in the end, the love you take, is equal to the love you make... sabíamos que era todo y talvez que no se volvería a repetir en nuestro país la visita de este grande de la música.

En tribuna Andes con mi hijo David, esperando que comience el show. Nótese que luzco orgulloso mi polera de los Beatles que me trajo de regalo mi primo Jaime desde el mismísimo Liverpool !!!

sábado, 12 de marzo de 2011

Fuente Mardoqueo y El Barrio Yungay

Con mi compañero Raúl Medina nos hemos autodesignado y por añadidura autoconvocado para llevar a cabo una delicada misión, la cual es nada menos que chequear aquellos lugares susceptibles de ser recomendados para futuras reuniones con los ex compañeros de colegio.





Nos encaminamos raudamente a la calle Libertad 551 donde está ubicado el renombrado y al parecer famoso local denominado "Fuente Mardoqueo". Allí se supone que se especializan en el "auténtico lomito Bávaro" (?) así que nos arriesgamos y pedimos sendos lomitos acompañados por casi todo lo que se le puede echar encima. Una vez ubicados tenemos frente a nosotros un sinfin de productos para seguir aderezando el sandwich, mostazas, salsas y ajíes de diferentes tipos son una tentación que no podemos evitar. Por supuesto que no podía faltar una buena cerveza para remojar el gaznate así que nos empinamos una por nuca ( somos mesurados...)
El lugar es limpio, luminoso y bien atendido. La decoración es entretenida ya que sus paredes están llenas de cachureos como por ejemplo: máquinas de escribir, utensilios de cocina, platos antiguos, etc...
En suma, un buen lugar para visitar y degustar.

En todo caso si no les parece podemos pasar al Club de Abstemios de Chile, que queda a pocos pasos de la Fuente Mardoqueo...


Como estábamos casi al lado del Plaza Yungay nos dimos su vuelta por el sector, un pequeño "sentimental journey" para mí ya que hay un poco de historia en esos barrios donde transcurrió parte de mi niñez o como me gusta decir a mí, durante mi más tierna infancia.


En la pileta del monumento al roto chileno nos refrescábamos junto a las carpas rojizas que nadaban asustadas allí. En la iglesia San Saturnino mis padres me bautizaron para que dejara de ser "morito". En esa plaza aprendí a dar mis primeros pedaleos junto a los inevitables costalazos en una bicicleta que era de "los primos" Nacrur, que a la sazón vivían en una casa de estilo Art Decó en la calle Rosas frente a la Plaza Yungay. Aprovecho de publicar una foto de esa casa y espero no estar equivocado al identificarla como tal.

La casa de los Nacrur Mandiola (?)

Dejaremos entonces para una entrega futura otras experiencias y vivencias que me marcaron cuando viví en el Barrio Yungay, hoy convertido en barrio patrimonial por el rescate de su historia y arquitectura, aunque bastante golpeado por el terremoto del 27 de febrero del año pasado.

jueves, 24 de febrero de 2011

Las primitas.

Aprovechando las vacaciones de Milou en La Serena, tuve la suerte de encontrarme con varias de mis primitas, todas ellas muy regias, dijes y guapas. Por supuesto que fue inmortalizado ese momento en algunas fotografías, las cuales comienzo a compartir con ustedes.

Esta primita ustedes ya la conocen por una publicación anterior, se llama Claudia Boniche Castillo y es hija de Blas Hernán Boniche y Carmen Consuelo Castillo. Sigue guapa este 2011, no?

Aquí con la prima Yania Castillo Rojas, hija de mi querido tío Lucho Castillo y la tía Alicia Rojas. Esta primita la conozco casi desde la cuna, cuando por esos años vivían en la ciudad de Vicuña. Hoy es una gran mujer, muy empeñosa y trabajadora. Ha sido de un tiempo a esta parte muy cariñosa conmigo por eso la quiero mucho y además es un verdadero agrado conversar con ella.

Con Gloria Castillo Badilla (la Lala) hija de el tío Gerónimo Castillo y la tía Marina Badilla. Esta chiquilla está impeque, con menos arrugas que todos nosotros y sin embargo se andaba arrancando de las fotos...