Hago un gran salto en la cronología de mis cuentos y me traslado a Parral en 1967. Llegué ahí como profesor de Educación Musical del Liceo de Hombres n°1 (que en realidad era mixto) . El rector era don Federico Heisse (no recuerdo la ortografía de su apellido y lo escribo más o menos como se pronuncia) , quien me acogió amablemente siendo su trato siempre muy cordial conmigo.
Actualmente el Liceo lleva su nombre y debo decir que se merece ampliamente el homenaje
Pronto me vi obligado a demostrar mis aptitudes delante de alumnos, colegas y apoderados; así se supo en toda la comunidad que yo guitarreaba y cantaba, sobretodo en estilo folclórico. Como consecuencia de ello apareció un día un tipo medio gordito con cara de buena gente, presentándose como aficionado a la música y amante del folclor, especialmente argentino, era César Salazar. Después de charlar un rato me propuso que nos encontráramos con otros amigos para cantar y tocar guitarra.
En esa guitarreada nos juntamos varios entusiastas, pero uno solo se mostró interesado en repetir la experiencia, con la intención de formar un conjunto. Fue Erick Segura, un colega de Educación Básica que tenía horas de música en el Liceo.
Según el "Negro" Salazar faltaba uno para formar un "verdadero" conjunto, si no éramos cuatro no estábamos a la altura de los grupos a la moda: Los Cuatro Cuartos, Las Cuatro Brujas, Los Cuatro Huasos y otros que no se llamaban "Cuatro" pero que eran igualmente cuatro: Los de Las Condes, Los Huasos Quincheros, etc. En el fondo, él soñaba con algo parecido a Los Chalchaleros o Los Fronterizos. Entonces me atreví a proponer a uno de mis alumnos de 5° de humanidades, medio difícil de carácter pero bastante hábil con la guitarra; así se integró Hugo Torres, quien "cayó parado" entre nosotros y fue un integrante tan eficiente, responsable e indispensable como cada uno de nosotros.
La primera canción que practicamos fue El Letrado, de Quelentaro.
En poquito tiempo me di cuenta de que los dos mejores guitarristas eran el "Negro" y Hugo, así que me encargué del bombo y más tarde de la kena, mientras el "chico" Segura quedó de vocalista, presentador y percusionista de accesorios. La dirección del conjunto, como "de cajón", recayó en mí por ser el que más había estudiado música, con conocimientos en armonía clásica.
Luego buscamos un nombre para el conjunto. No recuerdo cómo llegamos a Voces de América, pero no fue muy larga la búsqueda, tampoco fue muy original, porque ya había otros grupos que se llamaban "Voces" de alguna parte o de alguna cosa.
Encontrar el uniforme tampoco fue muy largo, porque como no teníamos mucho poder adquisitivo (dos profesores, un inspector y un estudiante) , nos conseguimos cuatro ponchos del mismo color café más o menos iguales de forma y listo; ése fue nuestro primer "look". Con esa pinta nos presentamos en un acto cultural del Liceo y a la gente le quedó gustando. A partir de ese momento fuimos aumentando el repertorio y para no repetirnos ni copiar a otros, me puse a componer canciones al mismo tiempo que escribía los arreglos a cuatro voces. Nuestro prestigio se extendió a las provincias cercanas y llegó hasta Santiago.
Pero antes de presentarnos en la Capital estuvimos varias veces en Chillán, Linares, Talca y otras localidades de la región, siempre con bastante éxito. Con ello fue surgiendo en torno nuestro un círculo de "hinchas" y admiradores, lo que nos provocó un ritmo de vida y actividades difíciles de sostener, porque además de practicar y presentarnos debíamos trabajar o estudiar y ocuparnos de nuestras familias. Al mismo tiempo se forjó entre nosotros una sincera amistad.
Para rematarla, se formó un círculo de amigos incondicionales del conjunto que les gustaba organizar fiestocas y comilonas pantagruélicas, las que se hicieron famosas. Nuestros fans las llamaban "Los Viernes Gigantes", porque se realizaban ese día después de la última jornada de clases de la semana, Don Francisco estaba de moda y el Negro era bueno pa' la talla como el Mandolino. Estos encuentros se hacían en el Economato del liceo, o sea en la sala de Economía Doméstica, cuando aquella materia formaba parte aún del programa educativo.
Disponíamos de una gran sala donde había una inmensa cocina a gas, útiles de cocina, platos, servicios y hasta delantales. Las reuniones se hacían con el permiso de la dirección, que las señalaba como encuentros culturales. Ahí ensayábamos, planificábamos y tandeábamos de lo lindo, al mismo tiempo que el Negro Salazar preparaba unos cocimientos de muerte, acompañados de unos botellones de mostos locales de excelente calidad. La comida y el trago eran el aporte de nuestros seguidores, que más de una vez tuvimos que ayudar a bajar las escaleras del liceo para evitar accidentes por causa etílica. Nosotros consumíamos mucho menos porque es difícil cantar y tocar instrumentos con la boca llena y el vaso en la mano. Así que permanecíamos sobrios a pesar de lo cercana que se encontraba la tentación. Solo al final del ensayo nos pegábamos unos toques saboreando los platos preparados por nuestro primer guitarrista y primera voz. Sinceramente puedo decir que la gozamos como chanchos en el barro, pero nunca se curó ninguno de nosotros, porque en el fondo nos esforzábamos por hacer un trabajo serio.
La voz del Negro merece párrafo aparte, con un registro que me permitía hacer verdaderas acrobacias en mis arreglos. Que esta nota está muy alta... no importa, el Negro se la puede de sobra. Y en la guitarra para qué decir, los punteos le salían como jugando al trompo, pero no se chingaba nunca. "¿A ver, Negro, podis hacer esta pirueta con los graves?...Tilín, talán, tan-tán; ahí está. ¿Y podís cantar este La agudo?...Re, mi, fa, sol, LAAAAAAAA; ni un problema". Los otros eran bastante buenos también, de modo que con ese material humano y musical yo podía darme el lujo de arreglos poco accesibles para otros grupos y "hacerle la collera" a los mejores.
Así comenzó Voces de América, el mejor grupo musical que he tenido. Posteriormente traté en varias ocasiones de formar nuevos grupos pero me ha sido imposible encontrar tan buenos músicos y amigos como ellos.
Me queda bla-blá para otro, u otros artículos, ojalá que les guste esta historia. Entonces sigo otro día, con el permiso de ustedes.
Pronto me vi obligado a demostrar mis aptitudes delante de alumnos, colegas y apoderados; así se supo en toda la comunidad que yo guitarreaba y cantaba, sobretodo en estilo folclórico. Como consecuencia de ello apareció un día un tipo medio gordito con cara de buena gente, presentándose como aficionado a la música y amante del folclor, especialmente argentino, era César Salazar. Después de charlar un rato me propuso que nos encontráramos con otros amigos para cantar y tocar guitarra.
En esa guitarreada nos juntamos varios entusiastas, pero uno solo se mostró interesado en repetir la experiencia, con la intención de formar un conjunto. Fue Erick Segura, un colega de Educación Básica que tenía horas de música en el Liceo.
Según el "Negro" Salazar faltaba uno para formar un "verdadero" conjunto, si no éramos cuatro no estábamos a la altura de los grupos a la moda: Los Cuatro Cuartos, Las Cuatro Brujas, Los Cuatro Huasos y otros que no se llamaban "Cuatro" pero que eran igualmente cuatro: Los de Las Condes, Los Huasos Quincheros, etc. En el fondo, él soñaba con algo parecido a Los Chalchaleros o Los Fronterizos. Entonces me atreví a proponer a uno de mis alumnos de 5° de humanidades, medio difícil de carácter pero bastante hábil con la guitarra; así se integró Hugo Torres, quien "cayó parado" entre nosotros y fue un integrante tan eficiente, responsable e indispensable como cada uno de nosotros.
La primera canción que practicamos fue El Letrado, de Quelentaro.
En poquito tiempo me di cuenta de que los dos mejores guitarristas eran el "Negro" y Hugo, así que me encargué del bombo y más tarde de la kena, mientras el "chico" Segura quedó de vocalista, presentador y percusionista de accesorios. La dirección del conjunto, como "de cajón", recayó en mí por ser el que más había estudiado música, con conocimientos en armonía clásica.
Luego buscamos un nombre para el conjunto. No recuerdo cómo llegamos a Voces de América, pero no fue muy larga la búsqueda, tampoco fue muy original, porque ya había otros grupos que se llamaban "Voces" de alguna parte o de alguna cosa.
Encontrar el uniforme tampoco fue muy largo, porque como no teníamos mucho poder adquisitivo (dos profesores, un inspector y un estudiante) , nos conseguimos cuatro ponchos del mismo color café más o menos iguales de forma y listo; ése fue nuestro primer "look". Con esa pinta nos presentamos en un acto cultural del Liceo y a la gente le quedó gustando. A partir de ese momento fuimos aumentando el repertorio y para no repetirnos ni copiar a otros, me puse a componer canciones al mismo tiempo que escribía los arreglos a cuatro voces. Nuestro prestigio se extendió a las provincias cercanas y llegó hasta Santiago.
Pero antes de presentarnos en la Capital estuvimos varias veces en Chillán, Linares, Talca y otras localidades de la región, siempre con bastante éxito. Con ello fue surgiendo en torno nuestro un círculo de "hinchas" y admiradores, lo que nos provocó un ritmo de vida y actividades difíciles de sostener, porque además de practicar y presentarnos debíamos trabajar o estudiar y ocuparnos de nuestras familias. Al mismo tiempo se forjó entre nosotros una sincera amistad.
Para rematarla, se formó un círculo de amigos incondicionales del conjunto que les gustaba organizar fiestocas y comilonas pantagruélicas, las que se hicieron famosas. Nuestros fans las llamaban "Los Viernes Gigantes", porque se realizaban ese día después de la última jornada de clases de la semana, Don Francisco estaba de moda y el Negro era bueno pa' la talla como el Mandolino. Estos encuentros se hacían en el Economato del liceo, o sea en la sala de Economía Doméstica, cuando aquella materia formaba parte aún del programa educativo.
Disponíamos de una gran sala donde había una inmensa cocina a gas, útiles de cocina, platos, servicios y hasta delantales. Las reuniones se hacían con el permiso de la dirección, que las señalaba como encuentros culturales. Ahí ensayábamos, planificábamos y tandeábamos de lo lindo, al mismo tiempo que el Negro Salazar preparaba unos cocimientos de muerte, acompañados de unos botellones de mostos locales de excelente calidad. La comida y el trago eran el aporte de nuestros seguidores, que más de una vez tuvimos que ayudar a bajar las escaleras del liceo para evitar accidentes por causa etílica. Nosotros consumíamos mucho menos porque es difícil cantar y tocar instrumentos con la boca llena y el vaso en la mano. Así que permanecíamos sobrios a pesar de lo cercana que se encontraba la tentación. Solo al final del ensayo nos pegábamos unos toques saboreando los platos preparados por nuestro primer guitarrista y primera voz. Sinceramente puedo decir que la gozamos como chanchos en el barro, pero nunca se curó ninguno de nosotros, porque en el fondo nos esforzábamos por hacer un trabajo serio.
La voz del Negro merece párrafo aparte, con un registro que me permitía hacer verdaderas acrobacias en mis arreglos. Que esta nota está muy alta... no importa, el Negro se la puede de sobra. Y en la guitarra para qué decir, los punteos le salían como jugando al trompo, pero no se chingaba nunca. "¿A ver, Negro, podis hacer esta pirueta con los graves?...Tilín, talán, tan-tán; ahí está. ¿Y podís cantar este La agudo?...Re, mi, fa, sol, LAAAAAAAA; ni un problema". Los otros eran bastante buenos también, de modo que con ese material humano y musical yo podía darme el lujo de arreglos poco accesibles para otros grupos y "hacerle la collera" a los mejores.
Así comenzó Voces de América, el mejor grupo musical que he tenido. Posteriormente traté en varias ocasiones de formar nuevos grupos pero me ha sido imposible encontrar tan buenos músicos y amigos como ellos.
Me queda bla-blá para otro, u otros artículos, ojalá que les guste esta historia. Entonces sigo otro día, con el permiso de ustedes.
Escrito por don Yope
12 comentarios:
No habrá por ahi alguna grabacion del conjunto que pudieramos "subir" a las redes celestiales de este globalizado mundo?
Sería rico escuchar algo por ahi, capaz que hasta aparecieran alguno de los chiquillos del conjunto.
Lindos recuerdos.tambien recordemos al fallecido Carlos Gonzalez con temas en que don Yope tocaba el piano y yo me creia la muerte.
Querida Tamalí, no hay material audiovisual de esa época, ya le había consultado a don Yope, y esto es lo que me contestó:
"Desgraciadamente no me quedó ninguna grabación del conjunto. Lo único que tengo son esas fotos y el poncho de uniforme. Estoy pensando grabar de manera doméstica, pero con buenos aparatos, algunas de las canciones que fueron repertorio del conjunto."
!Que buena¡
Del Peyo de esa época me acuerdo yo...
Fascinante es pertenecer a un grupo que ame la música y goce con entregarla a los demás...el cómo van fluyendo las armonías, en las voces y los instrumentos, es maravilloso, y si además se puede entregar algún mensaje, mejor aún...
Un abrazo...
La Motilla...
Como no tengo documentos sonoros de Voces de América, les propongo escuchar mi CD Arauco soberano. Algunas canciones, especialmente la séptima, eran repertorio nuestro. Ésta compitió en al Festval del Río Claro y estaba primera en las prefernecias del público y en las encuestas radiales de la época (1971).
Trataré de grabar otras de mis canciones o por lo menos, les entrgaré los versos de las que prefiero.
hola Pedro , ¡te echábamos de menos!
¡que genial la creación del Voces de América! la música une , enriquece,
conmueve... y transporta ¿verdad?
Ahora que veo la foto , recordé que la Yaya (tía Sonia)me comentó cuando estuvo en Concepción semanas atrás que en Parral , un tal Cesár le había preguntado en varias ocasiones por tí
supongo que él es el integrante del grupo que tu nombras , la yayi me comentaba que él continúa siendo el invitado estrella en peñas y encuentros en Parral.
Te cuento esto por si quieres establecer contacto... me avisas y yo me comunico a Parral y listo.
Un saludo cariñoso para ti
Recuerdo nitidamente cada uno de los integrantes del grupo de don Yope. Me encantaba la voz y el humor del negro, y habia una canción que comenzaba : Que lejana que estas otra vez... En esta la voz de nuestro amigo se iba a las nubes, sin perder ni un tonito! Bellos recuerdos de Voces de America, y para qué decir la emoción, el orgullo y el nerviosismo cuando aparecieron en el programa de Raul Matas!!!! Posiblemente sea una emoción muy similar a la que tuve cuando mi Rorrito subió a la Quina Vergara y cuando Sinergia se agarró las antorchas y la gaviota!!! Refalutas que la lloré oiga!!!
Don Yope, continue la historia, que estamos espectantes sobre el próximo capítulo...
Como no recordar a "Voces de America",si hasta tocaron en mi boda,yo me creia la muerte por que tenia un primo artista y habia estado en la tele,recuerdo que ese dia estaba nerviosa porque no llegaban nunca ya que tenian una actuaciòn en otro lado, menos mal que llegaron antes que se fueran los invitados jajajaja.
Gracias primito por tan lindo regalo.
Efectivamente Voces de América significó mucho para mí. Hasta hoy siento nostalgia de esa experiencia, por eso agradezco a Marité su ofrecimiento de ponerme en contacto con César Salazar. Puedes entregarle mi correo electrónico y mi dirección postal: pborquez77@gmail.com
343 rue Alain, Ste-Sophie, Qc. Canada J5J 1T4
Me encantaría que me escribiera.
La canción a que hace referencia don Mejai se llama La Atardecida y la cantaba Eduardo Falú. Debo tenerla interpretada por él en algún CD.
...Y menos mal que quedaba algo de comistrajo en el matrimonio de la Loly, porque andábamos con un diente más largo que la Panamericana y cantamos con más ganas después de embucharnos algunos canapés. Son bromas, primita querida.
Desde luego que la historia continúa.
Don Yope, quien sabe los reyes de la cibernética, don Topa y el Guachón, puedan encontrar esa canción de Falú, La Atardecida, en el éter...Ellos encuentran cada cosa, oiga! Me encataria aprendermela y tocarla en esos asados al palo que me toca saborear cuando viajo a patagonia. Claro que mi registro no llega ni al primer cuarto del negro, pero le hago un falsete y listo!
Se me habia borrado la pelicula de que estuvieron en casório de don Gera con la Loly! Reflautas como ha servido este blog para rebobinar peliculas perdidas!!!
Hola mi querido Pello, felicitaciones por tu rica trayectoria musical, realmente, naciste con ese don, entre otros. Escuché la canción N° 7 de tu CD Arauco Soberano, es muy emotiva, puchas que has hecho hartas cosas en tu vida! y con esa memoria priviligiada, tus historias son tremendas. Un gran abrazo, y continúa por favor. Keka.
Es cierto, primita Keka, que he hecho hartas cosas en mi vida. Algunas voluntariamente y otras obigado por las circunstancias. Pienso que como la vida es corta, hay que sacarle el jugo a cada instante realizando cosas positivas, eso nos enriquece espiritualmente y nos permite gozar de lindos recuerdos cuando los años se nos vienen encima.
Aun tengo cuerda y ganas de hacer cosas intersantes. Así que queda hecho el anuncio: si la salud me acompaña me daré tiempo para llevar a cabo nuevos proyectos, no para impresionar la galería, sino por pura satisfacción personal. Tengo algo musical en barbecho y también tengo bien avanzado otro asunto en astronomía.
Así me hizo la vida o el destino. Tendrán que aguantarme no más, por favor ténganme paciencia.
Al igual que don Mejai, tenía borrado totalmente del registro fílmico la participación de Voces de América en el casorio de mi hermanita Carmen Gloria. Me pregunto...en que funcias habré andado yo?... Es que tengo hartos pasajes borrados...
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