lunes, 19 de mayo de 2008

Recuerdos de mi familia papudana

Si había algún feriado largo, vacaciones de invierno o una vez que terminaba el año escolar, mi deseo era uno solo: salir cascando lo más rápido posible hacia Papudo, para ser acogido por los Encina, a los que siempre sentí, siento y sentiré mi familia papudana. Don Miguel y la mama Juana fueron mis padres durante esos días y hasta meses que, por años, pasé bajo el manto protector de su tutela.
Don Miguel y la mama Juana

Mi mama Juana Álvarez siempre me trató con extremo cariño y guardaré su imagen en mi corazón con amor profundo, sintiéndome su hijo adoptivo, hasta el final de mis días. Si bien externamente se expresaba con dureza, frunciendo el ceño, era a veces imposible otra forma de controlar a los cabros: Miguel, Tito, Manuel, alias el Guatón, Guillermo, alias el Negro, y Pedro, alias el Pelao, por el lado masculino. Clara, Palmira, alias la Palmy, Ernestina, alias la Erna, Eugenia, alias la Quenita, Teresa, alias la Teruca, Eliana, alias la Pelaita, Juany y Judith Ximena, alias la Judy, por el lado femenino. Un equipo de futbol mixto, con posibilidad de dos cambios sentados en la banca!!!

Juany, Eliana y Judith

No faltaba la discusión boba, que este me hizo esto y que el otro me hizo aquello, para que la mama entrara en acción. Pegaba la buena retada, la que a veces terminaba con la frase: "Mmmmmm, mirenlo, ya te voy a hacer graciosito, ya!!!" Frase que heredó la Palmy, trayéndome el cálido recuerdo de la mama Juana. Recuerdo patente, estando yo bien chico, escucharla levantarse muy temprano, en invierno hasta a oscuras, para amasar el pan que salía después, delicioso y perfumado, del horno de barro. Preparaba el desayuno en una cocina de leña, que estaba al fondo izquierdo de la casa. Inolvidable el olorcito de los huevitos fritos, de campo, que aparecían en esos desayunos! Como inolvidable también la imagen de la mama Juana llamando a las gallinas con ese “tiquitiquitiquitiqui”, desparramando maíz en el patio delantero, rodeada por no sé cuántas de ellas!!!

Mi mama Juana era, por dentro, una mujer dulce, tierna y querendona. Cada vez que fui a Papudo, después de mi exilio voluntario en Brasil, fui a visitarla y lamenté profundamente su partida, tanto como la de mi propia madre. Me hubiese gustado ser uno más de esa masa de cientos de personas que la fueron a dejar para que descansara de sus amasadas y sus cocinadas para ese ejército de cabros, incluyendo al Jaimito, como me decía ella hasta bien crecidito.

El taita Miguel Encina llegaba a tomar desayuno después de haber ido a regar las partidas, revisar los greens y hacer quien sabe cuántos otros trabajos en el club de Golf de Papudo. Entraba a la casa, resoplaba con aire cansado, colgaba su jockey y se sentaba a la mesa. Era bravo pa’ la pega el hombre. Don Miguel fue siempre de carácter duro con todos los cabros. Lo vi cambiar cuando nacieron los nietos, principalmente con el Titin y el Yony, hijos del Tito y la Martita Bazán. Ahí el hombrón se puso dulzón y chocho, quien lo imaginaria!
Le tuve siempre profundo respeto y un cariño tan oculto como él lo tuvo con nosotros, sus cabros. Le teníamos miedo, esa es la verdad. Él y mi amado viejo, don Pedro Segundo, me hicieron crecer y aprender lo que era bueno o malo con la fuerza de sus miradas.

Recuerdo a don Miguel mirarme feo por entre las flores del jarrón en medio de la mesa del comedor, una noche, cuando debo haber puesto cara de mañoso, siendo bien chico. De ahí en adelante jamás nunca osé desafiar sus reglas en la mesa.

En el exterior, con el Pelao, sí lo desafiábamos. Nos tenía prohibido ir a jugar a deslizarnos en una tabla, aprovechando lo resbaladiza que se ponía la quebrada de la cancha del 8, que se cubría con esas agujas que suelta el pino. Pero era irresistible no aprovechar esa montaña rusa natural, empinada, emocionante, blandita para el porrazo que nos proporcionaba la naturaleza! Puchas en reírnos con el Pelao de los conchazos que nos pegábamos en cada bajada!!!

Don Miguel aparecía como un fantasma en el bunker que hay en medio de la cancha, debajo de un gran pino, con las manos en las caderas. No necesitaba decir mucha cosa para saber que estábamos en problemas serios: “a ver, cabros!!!”, gritaba, y el tiempo se nublaba de inmediato para nosotros…. No nos quedaba otra que ocultar las tablas bajo las agujas de pino y salir con la cola entre las piernas, prometiendo nunca más volver a jugar allí…hasta mañana.

Don Miguel de cacería con el Tito

El taita Miguel era un cazador extraordinario. Donde ponía el ojo, ponía los perdigones. Recuerdo como si fuese ayer no más varias cacerías en que participé, junto al Pelao, como cargadores oficiales del morral. Se juntaba un lote grande, no los recuerdo a todos por su nombre, pero veo al tío Milo, hermano de la mama Juana, un hombre dulce, de mirada tierna, de voz suave y de humor sutil e inteligente. Tenía la humildad del hombre sabio, siempre su presencia me llenó de paz y me hubiese gustado poder haber sido mayor para acercarme más a él, para gozar más de su compañía. Veo a don Emilio, que no se bien de donde era o venía, veo también a un señor cuyo nombre se me escapa pero que, si digo que tenía una escopeta que se cargaba por el cañón y que los fulminantes los guardaba en un receptáculo en la cacha de su arma, el Pelao me dirá de inmediato como se llama. Participaba también don Florencio Guerra, don Floro, dueño de la carnicería El Recreo, guenazo pa’la talla el hombre. Hace algunas semanas me encontré con su hijo, el Floro, y me contó que había fallecido recientemente, de un ataque al corazón. Al grupo de cazadores hay que agregar al Miga chico, el Feo, que le dicen ahora, después de un accidente de tránsito en el que vió la pelá pasar cerquita, y al Tito, ambos también excelentes cazadores hasta hoy.

Don Miguel, de cacería

El Tome, Las Cenizas, El Tigre, o el interior del Agua Salada son nombres que se me vienen a la memoria, como destino de esas inolvidables cacerías. Recuerdo hasta el sabor de la ensalada de cebolla con tomate que preparaba don Miguel en una fuente rectangular oscura, enlozada. Tengo también, nítido, el sabor de la tórtola, el conejo o la liebre preparados allí mismo, al fuego de la hoguera. Y la infaltable choca, hecha del tarro de conservas, donde preparaban un tecito hervido con sabor metálico, extremadamente delicioso y reconfortante, con las primeras luces del alba.


Y como olvidar los perros de don Miguel, entrenados para esas salidas a cazar y a uno en especial, el Flag, un perdiguero de flema y estirpe, puchas el perro lindo !!! fiel, cariñoso y experto! Sé que para el taita Miguel este fue uno de sus predilectos. Buceando en el baúl de los recuerdos encontré unos negativos que, de tan negros, nunca les di bola. Hoy, con la tecnología del escaner, logré hacer que afloraran sus imágenes, las que ofrezco a ustedes para que también recuerden o participen, de algún modo, en estos recuerdos.

El Flag (?)


Don Miguel se me fue demasiado rápido. Me hubiese gustado que se quedase más por aquí, para volver a salir a los cerros, con su escopeta al hombro, su pañuelo en el bolsillo trasero derecho, su jockey y su tranco largo y firme. Lo vi, por última vez, acostado en la cama que le prepararon en el comedor. Me dijo “Pelluco, como está don Pedro”, confundiéndome con el Peyo. Bien don Miguel, le dije, sin siquiera pensar en corregir su confusión. Dicen que, poco antes de partir, pidió que no lo enterraran con los pies hacia el mar, porque temía que se le enfriasen.
Asi se fue el taita Miguel, dando instrucciones hasta el final de sus días…

Escrito por don Mejai
Y como acostumbra a decir Don Yope: Continuará.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

No dejo de sorprenderme con las fotos, de donde sacan tanto documento!en todo caso muy bueno el tema de "nuestros papis" papudanos con el permiso del clan Encina Alvarez.Tengo los mismos sentimientos de mis hermanos por la mami Juana y don Miguel a quien le tenia tambien temor y respeto pero igual eramos muy car'e ra...llegabamos tarde y mas encima cuchicheabamos hasta que nos dormiamos.
Me alegro tambien de haber vivido con la Quena en santiago y compartir la llegada de mis hijos,los de ella y el historico 11 de septiembre.Gracias amigos por esa amistad.

Don Pato dijo...

Muy regüenaza su historia iñor!!!
De lo mejor que le he leído hasta ahora. Con harto sentimiento y cariño para con la familia Encina Álvarez que nos cobijó bajo su techo, a usté infinidad de veces y a mí en contadas ocasiones. Sin embargo parece que hubiese vivido en carne propia todo lo que aquí cuentas. Talvez porque hemos chicharreado tantas veces sobre esa época de nuestras vidas, de los veranos en Papudo, que siento que me voy apropiando de vivencias que no son mías.

A propósito del taita Miguel, alguien tendrá que relatarnos las sabrosas historias que "protagonizó" este imponente hombre, como aquella cuando luchó con el león...
Esto está al debe y alguien tendrá que recoger el guante.

Anónimo dijo...

brillante y emocionado agradesco que despues de tantos años se acuerden y con tanto cariño de nuestros padres y familia en general el caballero que cargaba la escopeta por el cañon era el compadre gerardo y aun faltan muchos cuentos de mi padre como aquel que le salio el diablo en la cancha del8 pero no recuerdo la del leon espero que sigan porque de tantos que han pasado bajo este techo faltan unos pocos y uds. forman parte tambien de este nucleo familiar un abrazo erna

Jaime Bórquez dijo...

Unas palabras para mi querida "hermana" Erna, a la cual con emoción le he leido su comentario. Don Gerardo, ese era este señor que tenia una escopeta para "gente grande"!!! Lo recuerdo con su casaca de jeans, su piel blanca y, claro, esa escopeta que era un verdadero tesoro. Erna, necesitamos saber de las historias del taita Miguel, tienes que contarnos todo lo que recuerdes. No es posible que de nuestro taita papudano se pierdan sabrosas anécdotas, que contaba al calor del brasero, cuando la luz la cortaban cerca de las 10 creo, y despues era vela y brasas, que iluminaban nuestra alma por toda nuestra vida. Ustedes, mis hermanos Encina Alvarez, deben contar todas esas lindas historias que escucharon a lo largo de los años. Imagino que si yo, solo en verano y en los feriados escuchaba historias, cuantas otras habrán por 365 dias multiplicados por varias décadas!!! Sepan cabros, que tuve, tengo y tendré en ustedes una familia de la cual siempre estaré feliz de sentir. Cada vez que llego a mi paraiso papudano me siento en casa, o en varias casas, o en todas las casas, donde haya un Encina. La casa del Tito, del Manuel, de la Teruca, la casa de la mama Juana con la Palmy, La casa de mi entrañable amigo mi compadre Pedro, el Pelao, y que decir si llego a donde el Yony, mi queridisimo hermano menor! O a conversar con el Titin, el Rodrigo, o a la casa del Feo! Erna, necesitaba yo exteriorizar mis sentimientos hacia mis padres papudanos y hacia ustedes, mi familia recontra sentida. Si hay algo de lo cual tengo certeza absoluta, es que gran parte de la felicidad que he tenido en la vida, y que me ayuda a superar momentos dificiles que uno pasa en este camino sin retorno, me la brindaron ustedes, los Encina Alvarez, partiendo por los papis don Miga y doña Juana. Jamás cansaré de agradecerles.

kena encina dijo...

Hoy 20/05/08 he tenido una emoción muy grande cuando leí y vi las fotos de mi papá y mamá con tanto sentimiento que tu jaime mi hermano, has relatado en tantos episodios de la vida de mi hogar y todo los momentos de nuestra vida que has recordado con tanta claridad que parece que fueron ayer que pasan por mi mente y provocan un cariño tan grande en mi alma, que me siento orgullosa, que lo hayas plasmado en este blog, es un honor para mi y familia haber compartido tantas vivencias junto a ustedes todos porque estan sellados en nuestras almas, además personalmente también debo mencionar que yo he sido la única que ha compartido ambas historias, tantos años que viví con ustedes en Santiago, y han sido parte de mi formación y lo que soy hoy día un cariño inmenso por haber expresado todo ese amor que ha quedado para siempre en nuestros corazones, un abrazo muy grande, tengo muchas fotos que trataré de scanearlas para que ustedes también las tengan, un cariñoso saludo Kena

Don Peyo dijo...

Voy a ser muy breve. Don mejai se las mandó y le subió otro punto a la calidad de este fantásatico blog.
Por mi parte les diré que tengo mucho que contar, porque mi infancia y mi juventud fueron marcadas a fuego por las experinecias vividas en Papudo. Ya lo contaré en mis futuras intervenciones. Tengo como para varios tomos, pero no se asusten, haré un esfuerzo por resumir.
En todo caso comparto plenamente los sentimientos expresados por don Mejai, quien me sacó las palabras ''de la boca'', o mejor dicho del computador.
Lindo leer comentarios de la Quena y de la Erna. Ahora sí que se está manifestando nuestra GRAN FAMILIA!!!!.

Jaime Bórquez dijo...

Familia!!! Disculpas pido por la desaparación, estaba viajando...pa variar... Pero me emociono por todos lados, por el blog, por los recuerdos, por las palabras de mi familia papudana, Erna y Quenita, como por la santiaguina, don Yope y la Any, por saber que todos estan siguiendonos y que lo que estamos publicando aqui no son recuerdos falsos, peliculas, inventos de viejos caducos y sí cosas que salen de nuestro corazón y nuestras mentes.
Que ganas de estar hoy en Papudo, en casa del Tito, del Yoni o mi compadre Pedro, conversando cosas del corazón adentro...

Un beso a todos!!!
El Jaimito...

Judit dijo...

Jaime, te damos las gracias La Juany y Yo , por tan hermosos recuerdos que haces de nuestra familia, en especial de mi padre y mamá, con emoción hemos leído todos tus recuerdos y esas fotos que son realmente sacadas de un baúl lleno de recuerdos que nos hacen volver atrás y mostrarle a nuestros sobrinos que no tuvierón la suerte de conocer personalmente a su tata Miguel, que fué un gran hombre y pilar en nuestra familia de un corazón inmesamente generoso, gracias a Dios yo pude recibir de él todo su amor, no era ese viejo gruñon que muchos pensarón que era y de mi madre, para mí la Juaniquilla, fué esa mujer sabia, dura, pero con un amor infinito hacia sus hijos y también para quien la necesitaba ella estaba allí, amada por sus nietos apesar de ser una abuela que jamás fué malcriadora, que fué respetada y querida por mucha gente que ni siquiera ella se lo imaginó, una véz más gracias de corazón por tan hermoso trabajo, que nos permite mirar hacia atrás y ver que linda fué nuestra niñez, sencilla. saludos Judit y Juany

Jaime Bórquez dijo...

Queridas Judy y Juany, no saben todo lo feliz que me ha hecho recordar todo eso y aún más saber que ustedes, mi familia papudana, está siguiendo esta historia tan bella. Y tienes razón, don Miga era duro con los cabros, pero con ustedes era una seda! Y la mama Juana no consentia a nadie, todos derechitos y ley pareja!
NO habia pensado en eso de que, de este modo, los hijos de los hijos, los nietos de los nietos, van a poder conocer un poco de los origenes de la familia, de don Miguel,de la mama Juana, de los tios...13 tios y todos con cada historia! Esto hace que me ponga de cabeza a buscar antiguas "nuevas"fotos en el baul y seguir escribiendo retantazos recuerdos que tengo de Papudo y mis hermanos de allá. Los comentarios escritos por Quenita, Erna y ustedes me dejaron con las pilas a mil!!! Les agradezco infinitamente todo el cariño que siempre he recibido de los Encina. Estoy preparando un capitulo dedicado a mi yunta, mi compadre Pedro, el famoso y alegre Pelao...
Un beso a todas!!!!