martes, 13 de noviembre de 2012

A cogote cruzao !!!

Era el mes de septiembre de 1969 y ya se sentían en el ambiente los aires dieciocheros. En el barrio Estación Central el tráfago era un incesante  ir y venir de gente apurando las compras para las fiestas patrias. En Salvador Sanfuentes 2965 esquina Garland, la tienda El Nacional, que había instalado con mucho esfuerzo nuestro abuelo David Acuña Valenzuela, la actividad diaria seguía su curso acostumbrado.


 Los personajes del barrio como "el Monito", "el Paita" , "el Hasta atrás", "el pelao Serrano" y tantos otros que circulaban habitualmente por la tienda ya se habían dado su vuelta camino donde doña Blanca Hevia, el bar que proveía de las cañitas de tintolio a los habitués del barrio. Don Gioser, don Jota y el recordado Lord, don Jorge Arluciaga, se encargaban por esos días de atender la clientela sin dejar durante la jornada de hacerle varias visitas a doña Blanquita. ( Sociati... le dejé pagá una...)
En la afamada tienda El Nacional trabajaba por esos días nuestro primo Jaime Bórquez, conocido en el ambiente como Django. Ocasionalmente yo también era "contratado" para apoyar en las tavens pero principalmente para limpiar con Brasso y pulir cientos de cubiertos de plaqué que correspondían al otro negocio ( hoy se llamaría emprendimiento ) de don Gioser y que consistía en arrendar todo tipo de elementos para banquetes y manifestaciones. La Casa de las Fiestas me cuentan que se llamaba.


Como les iba contando...  por El Nacional circulaban muchos personajes y fieles clientes. Uno de ellos era el señor Cerda que cuando pasaba por la tienda se llevaba vestuario por docenas. Este señor tenía un campo en la localidad de Las Cabras y al parecer siempre estaba invitando a que lo visitaran... 
Don Sergio, ¿ cuando va aceptar el convite ? habrá dicho por enésima vez... y esta vez don Gioser y amigos dijeron " ya, nos vemos pa'l dieciocho " y adivinen quienes fueron los "invitados de piedra", los primitos don Mejai y don Topa, los cuales premunidos de cámaras fotográficas, de una cogote 'e yegua  y estómagos a prueba de todo tipo de condumios y bebestibles partieron felices en el Mercedes Benz de unos de los amigos de don Gioser rumbo a Las Cabras.

La recepción por parte del señor Cerda fue de primera y como buen anfitrión nos llevó conocer su campo y los corrales de los animales.

Aquí estamos en los corrales posando para dos fotógrafos, quien tomó esta imagen y don Mejai que podrán ver realizando una toma al costado izquierdo desde un ángulo especial, contrapicado que le dicen...
El señor que está al medio con un botellón en la mano es quien estaba encargado de asistir a los que sufrieren deshidratación por el camino. La verdad es que nos "corretiaban"duro y parejo para donde fuéramos con líquidos espirituosos.

Me pregunto, cuantos años habrá tenido el señor Cerda que no se despintaba de su sombrero, la bufanda y el infaltable pucho en la mano.

Me gusta esta foto en que voy tratando de sacarle sonidos a la guitarra y don Gioser sonriendo me acompaña con un brazo sobre mi hombro.

Don Gioser reposa relajadamente sobre el pasto.

Don Mejai inspirado nos interpreta un tema de su repertorio. Si se fijan atrás del clavijero de la guitarra se alcanza ver el botellón que nos persigue y a lo mejor alcanzan a ver " la cejilla " artesanal hecha con un clavo de 4".

Por la mañana los desayunos eran  regados desde bien temprano con su buen tinto con harina tostada para la buena chupilca y acompañado por unas apetitosas  sopaipillas. El almuerzo era contundente como se acostumbra en el campo y el vino siempre abundante. Si se fijan, en primer plano se alcanza ver una copa y la buena jarra de vidrio que no contiene precisamente jugo de sobre.

Por la tarde y como correspondía por las celebraciones dieciocheras nos fuimos a la medialuna de Las Cabras a presenciar un rodeo a la chilena.

Don Mejai de pie y cámara en mano observa atentamente los preparativos de una nueva collera.


Hasta aquí llega nuestro registro gráfico, el resto de lo que aconteció son fragmentos que rondan por la nebulosa de nuestra memoria.

Se dice que ese día por la noche, después haber tenido una jornada bien regada con los mostos de la zona, fuimos invitados a las fondas oficiales de Las Cabras y que los primitos en cuanto se bajaron del auto, dieron algunos pasos y cayeron redonditos al suelo. Apenas alcanzaron a divisar a lo lejos las luces de la fonda  y muy pronto los sonidos de las cuecas se fueron lentamente apagando hasta que fuimos despertados por un corro de niños que nos observaban curiosos y por las voces de nuestros acompañantes que regresaban de la fonda. Allí dijeron aquella famosa frase para graficar nuestra situación... " estaban a cogote cruzao los cabros !!! ".

Se cuenta también que don Topa no habría aguantado tanto tragullo en su esmirriado organismo, era flaco por ese entonces, devolviendo parte de lo ingerido sobre el Mercedes Benz que nos transportaba. Había que haber visto el rostro descompuesto del dueño del vehículo al ver su chiche mancillado de esa manera !!!

Hay otra historia que se cuenta sobre este personaje. Se dice que la última noche antes de regresar y todavía con varios grados sobre su cuerpo salió al patio donde estaban amarrados los caballos y sin más se montó sobre uno, partió raudo y sin rumbo fijo sobre la cabalgadura hasta que transcurrido algunos minutos llegó galopando uno de los huasos a buscarlo y llevarlo de regreso a la casa del señor Cerda. 

A la mañana siguiente ya empezaban los preparativos para el regreso a Santiago y por supuesto nuestro anfitrión cariñoso insistía en que nos quedásemos... don Sergio no se vayan !!! mire, mando al tiro a matar un animal !!! pero, ya era momento de volver y por otro lado debo reconocer que estábamos saturados de tantas atenciones culinarias. Personalmente creo que después de esto debo haber necesitado a lo menos  una semana para reponerme después de tan pantagruélica e interminable fiesta dieciochera de comer y beber.
En todo caso fueron unas Fiestas Patrias inolvidables que a pesar del tiempo transcurrido seguimos recordando y que en esta oportunidad compartimos con ustedes.



9 comentarios:

Don Pato dijo...

En la conversa con don Mejai han venido a despertar algunos retazos medio borrados... como aquello que nunca nos sacamos la ropa para dormir. Caíamos como saco de papas al camastro que no era algo muy pulcro que digamos. Tampoco el baño. No recuerdo que haya tenido ducha así que lo mejor era dormir vestidos, total solo fueron dos noches...

Don Mejai dijo...

Me he demorado en escribir por varios motivos que no vienen ahora al caso contar, pero me siento en la grata obligación de hacerlo y acrescentar detalles sabrosos a estos dias en Las Cabras.Lo importante es que, aunque este pedazo de historia es abolutamente escatológica, me ha traido recuerdos y nostalgias de un tiempo, que, aunque pueden haber sido duros en lo intimo personal, hubo momentos como este, llenos de alegria que merecen ser contados a toda la tribu.
Una pena que solo quedamos dos, don Topa y yo, para contar estas aventuras. Seria sensacional poder tener a don Gioser aún entre nosotros, para recordar y reir mucho de las anécdotas que sucedieron en este paseito...

Don Topa cuenta un poco del ambiente que rodeaba a El Nacional. Personajes inolvidables, que nunca supe de donde venían o qué diablos hacían, como el Paita, un hombre de unos 50 años,siempre vestido de terno gris, elegante, ajustado, de cuerpo delgado, de pelo entrecano y bigotes finos. Entraba y salía del negocio, ayudaba en las ventas, recibiendo a los posibles clientes con una frase para el bronce: En qué me lo puedo servírmelo...
Otro que recuerda don Topa es el Hasta Trás, no voy a recordar su nombre pero quedó con ese apodo porque cada vez que se iba decía con mucha gracia: hastaaaaa traaaasss!!! Hombre maceteado, de grandes orejas, cara rechonchuda y redonda, peinado a la gomina, de pelo de brillante negro azabache. Qué hacia? De donde venía? Por qué llegó a El Nacional? No lo recuerdo, pero una cosa puedo decir: el ambiente y humor del negocio atraía a las personas. Era un local donde se conversaba mucho, donde siempre había algún comistrajo y besbestibles despues de cerrar, en especial el viernes y sábado. Pero durante la semana también podía parecer alguien con alguna "cosita especial para comer", como un buen arrollado, sopaipillas en el invierno. Inolvidables son las tardes al lado de una estufa a parafina chica, enlozada blanca, tomando un tecito con mi tio Jorge.

Y debe haber sido justamente por eso que el señor Cerda se fue allegando al fogón de El Nacional. Mis tios Sergio y Jorge era gente cariñosa, comunicativa,siempre echando la taya, haciendo bromas, y si le sumamos a ellos el humor y la personalidad de don Jorge Arluciaga Maturana, el Lord, el trio estaba perfecto. de seguro le fueron picando la guia al señor Cerda, que debe haber contado de sus tierras en Las Cabras y el trío comenzó con las bromas, y cuando vamos a comer allá? Y cuando vamos a conocer sus animales? Y será que hay buen vino por esos lados?
El señor Cerda cayó en el juego, nunca mal intencionado, y comenzó a convidar cada vez que venía al negocio. Ahí no habia nunca el tiempo de ir, porque Las Cabras no es cerca, son como 90 km más allá de Melipilla. Hasta que el señor Cerda puso el ultimatum: Oiga don Sergio, no huevee más y vayan en patota, se acercan las fiestas patrias...

Continuará

Don Mejai dijo...

Segunta patita del Paseo a Las Cabras

Se corrió la bola entre los amigos del El Nacional, a Las Cabras los boletos pal 18! Y para allá partimos posiblemente el 17 de septiembre. Como bien recuerda don Topa, desde que llegamos hasta que nos fuimos no hubo un solo minuto que no tuviésemos a alguien cerca sirviéndonos vino. En ese tiempo de juventud, con don Topa eramos bravos para el diente y los brindis. Y éramos delgaditos! Confieso que los recuerdos de mi primo me han dejado turulato. No me acordaba de mucha cosa, menos aún que hubiese estado en ese rodeo!!! Posiblemente ya era de tarde y el nivel de la alcoholemia sería arriba de lo aceptable. Pero recuerdo que en esos dos dias, no tuvimos tiempo de llegar lo suficientemente bien a dormir en la noche como para sacarnos la ropa. Dormimos vestidos los dos dias, y uno de ellos recuerdo haber despertado con la cabeza a los pies de la cama, y don Topa para el otro lado, como quien dice un mono de una carta de naipe, por el lado que mirasen habría una cabeza...

Nos debemos haber retirado el 19 en la mañana, antes que entráramos nuevamente en el hoyo negro que era el correteo de vino y comidas. El señor Cerda hablaba en alta voz: Don Sergio, no se vayan, voy a mandar matar unos pavos pa la cazuela! Pienso que si no hubiésemos emprendido la cobarde retirada, hasta hoy estaríamos allá...
Si ya la tarde del 18 estábamos a cogote cruzao con don Topa, en plena calle polvorienta de Las Cabras, qué habría sido de nosotros la noche del 19 o del 20??? Este paseo a Las Cabras alimentó durante mucho tiempo las tertulias en El Nacional. Un recuerdo mágico que don Topa supo contar en detalles y del cual hay aún mucho que contar.

Don Mejai

Elita Loly dijo...

Me encanto la historia del cogote cruzao,me inmaginaba al parcito ahi metale y ponganle entre pera y bigote,no sabia que tenian tantas historias juntas uds,los admiro por esa memoria privilegiada que tienen.
Ademàs Las Cabras queda cerca de donde vivo y esta muy cambiada seguramente al tiempo en que uds vinieron.
Gracias por compartirlas con nosotros.

Claudia Boniche dijo...

Que recuerdos mas notables. Me he reido a carcajadas! Primito creo que asi como estas en la foto es como mas te recuerdo de jovencito.... Besos!

Don Mejai dijo...

Con mi primo y yunta don Topa hemos compartido muy buenos momentos y hoy, inclusive los malos, nos hacen llorar de risa. Hay algo en nuestra relación y en especial la forma de comunicación que fue desarrollándose con el pasar del tiempo transformándose, muchas veces, en nomenclaturas que solo nosotros entendemos. Y no es que nos hayamos puesto de acuerdo así como: "viejo, a partir de ahora le llamaremos así o asá a esto". No, es algo que sale natural y la comunión es tan fuerte que no hay nada que explicar, se sobreentiende que eso que uno le dijo al otro es exactamente lo que se entendió. De ahi en adelante es eso hasta descomponerlo o transformarlo de nuevo, en otra palabra o frase. De un tiempo para acá nos dió la locura de hablar y y escribir como la gente de campo. Así hemos ido recuperando dichos y expresiones que la gente ha olvidado o, quien sabe, dejó de usar porque el cuiquismo imperante en nuestro país nos ha robado la identidad. Expresiones como: benaiga, iñore, su mercé, que le han de ver, meeehhh, jutre (o futre), alentao, payasa, y un sin fin de otras van siendo entrelazadas a nuestras conversas escritas, las que se tornan a veces hilariantes, junto a conjugaciones erradas o formas de hablar propias del pueblo, como "no me haga reirme que me le cae la placa"... Y la intención no es otra que esa misma, reirnos hasta de las malas ondas, mantener nuestro astral siempre alto, contra viento y marea.
Cuando este viejo vivió el proceso pre y pos operatório, nuestras conversas, si otros las leyeran, habrían sido tachadas de crueles. Le dimos al cáncer, a la muerte, a las complicaciones todas un carácter humorístico que, en lo personal, me ayudó a no pensar o no darle valor a lo grave de la situación. Yo no fui a visitar al viejo al hospital, lo fui a medir para ver si cabia en el cajón. Y no hablaba con la Flor, hablaba con la futura viuda... Pero el viejo me hizo caso en una cosa: le dejé clarito que estaba prohibido de morirse y así no más fue.

Ahora que ya está alentao hemos podío tomar unos mostos, acompañaos de alguna cosa pal mastique, meeehh que hueá! Porque lo comío y lo bailao no nos los quita naiden!

Don Pato dijo...

Me recondeno iñore ! me le dejó patidifuso con tanta cosa bonita que escribió oigale !
Es cierto que tenemos nuestro propio argot,(jerga)que está viva, en permanente evolución y nos refocilamos inventando nuevas formas para seguir riéndonos, incluso de nosotros mismos.
Rescatamos palabras de nuestros ancestros, padres, abuelos y tíos e inclusive algunas formas que usaba mis suegra, la famosa Ayita. Como por ejemplo "ringletiar" con todos sus modos verbales y acepciones. Seguramente ustedes no saben lo que eso significa así que los ilumino por ahora. Ringletiar es lo mismo que corretear o callejear.
Bueno, ahora con permiso que tengo que salir urgente a ringletiar.

Anamaria dijo...

Me inclino a pensar que ringletear viene de un anglicismo derivado de ring y eso a su vez de tocar el timbre y arrancar, o sea ring ring r...shaaaaaa...Muy rebuscado? jaja

Anónimo dijo...

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