domingo, 13 de abril de 2008

De San Pablo a Ruiz-Tagle


Casona de San Pablo 2322

Retrocediendo algunos años en mi relato vuelvo a la casona de San Pablo casi esquina de Cumming. Veo de nuevo esa larga escalera y hasta me acuerdo de la forma de la llave de la puerta de calle. Era enorme, con una argolla en un extremo del fierro que se terminaba en una paleta lateral en forma de escalera ascendiente y descendiente, de unos cinco especies de peldaños; daba la impresión de la silueta de una pirámide maya.


Escalera de San Pablo 2322

También recuerdo un largo pasillo con un ventanal alto al costado oriente. De ese pasillo se entraba al comedor y a la cocina, el pasillo doblaba a la izquierda, donde habían otras dos puertas: la primera, de una pieza de empleada y la segunda, de un segundo baño con ducha solamente. En este lugar veo al maestro Castañeda montado en una escala de tijera, quien me hablaba frecuentemente explicándome el nombre de las herramientas y para qué servían. Al maestro le faltaba un ojo y siempre me dio una sensación extraña el ver su cuenca vacía. Un día metí la pata con él diciéndole inocentemente: "mi mamá siempre dice: ''no le hace la pata al cojo ni al tuerto el ojo''.

No vayan a creer que se enojó, ni mucho menos. Él simplemente se rió con una carcajada bonachona diciéndome: "güena la talla, Peirito", mientras yo lo miraba con cara de "huevetas" sin saber si salir arrancando a esconderme o esperar a que me llegara un "coscorrón" de mi mamá, que andaba por ahí cerca. En todo caso me di cuenta en ese mismo momento de que la había embarrado medio a medio.

Por esa época la abuela Ana sufrió su primer accidente cardiovascular quedando con dificultades motrices que le impedían bajar y subir la escalera para ir fuera de la casa. Por eso el abuelo David decidió cambiarse de casa. En San Pablo creo que era solo arrendatario y que debido a la situación delicada de mi abuela, se decidió a comprar.



Entrada casa de Ruiz Tagle 157

Un día fuimos Amamaría y yo con el abuelo David a visitar la nueva casa en la calle Ruiz-Tagle, barrio Pila del Ganso. No sé si nos llevó en auto el tío Enrique, hermano de mi abuelo y que dicho sea al pasar, era super buena tela. O tal vez nos llevó don Jota, que era el único de la familia que sabía manejar, en todo caso lo que recuerdo es que el auto era negro y en aquella época los autos eran del mismo color que los teléfonos, o sea...todos negros.


Casa de Ruiz Tagle 157

Llegando a la casa tuve la primera alegría: no había que subir ninguna escalera, más bien había que descender un peldaño. Se entraba a un hall que nos pareció luminoso, pues estaba reluciente de cera, para impresionar al posible futuro propietario. Luego había una gran puerta que se habría hacia ese pasillo con techo de vidrio, con lindas baldosas rojas y este nos conducía hasta la terraza que nos pareció como de un palacio. Luego estaba el patio con ese parrón memorable y unos jardines perfectamente cuidados en cada costado. Entre los jardines serpenteaban unos senderos de pastelones de cemento y en el centro se erguía orgulloso el "piñón", como le decíamos, perfecta figura de la araucaria, con todas sus ramas simétricas bastante tupidas.

Con la Anamaría trotábamos en todos los sentidos aquellos caminitos hechos como a la medida para nosotros. En el fondo sur-poniente del patio había un gallinero. No existían ni el garage ni el lavadero, como tampoco la puerta entre la terraza y el pasillo. Todo ello le daba a la casona la apariencia de ser enorme. Cuando se terminó la visita el abuelo tuvo que retarnos para que dejáramos de corretear y nos fuéramos. Llegando de vuelta a la casa de San Pablo lo primero que dijo el abuelo fue: "a los niños les gustó la casa". Desde ese momento comenzaron los preparativos para la mudanza.

Cité de San Pablo 2324

Dejar la casa de San Pablo no fue difícil a pesar de que yo tenía como cinco años y estaba bastante conciente de muchas cosas, tenía un amigo llamado Daniel que vivía en el cité al costado poniente de la casa. Creo que cuando me despedí de él le regalé algunos juguetes. En la calle Cumming vivía una niñita trisómica que se llamaba Sonia y que me nombraba "el Peíto". Recuerdo que la llevaban a la casa para que jugara con la Anamaría, pero terminaba siendo yo su compañero de juego. También nos despedimos de ella. En esa casa también recuerdo que hubo una fiesta grandaza, parece que fue el compromiso o el casorio del "Jota con la Pecha", como los llamaba cariñosamente mi taita. Otro recuerdo confuso que tengo fue una fiesta con motivo del enlace del Goyo Martínez, personaje que merece un párrafo en un relato futuro, con la Margarita Pizarro.

También quedaba atrás "el pat'e palo", que era un tipo que hacía propaganda con un altavoz al negocio del frente, encaramado en unos tremendos zancos. Nosotros lo mirábamos entretenidos sentados en el balcón del dormitorio de mis viejos. Aun suenan en mis oídos las voces de la Anamaría y de la María Oriana gritándole a todo pulmón: "palo-palo" y el hombre les respondía: "qué quiere, mi niña", y mi mamá intervenía diciendo: "dejen tranquilo a ese caballero".

Pedrito y Anamaría

Un día en que el Sol reinaba sin obstáculos, llegamos a la nueva casa. Mi hermanita y yo contentos como chirigües, ni supimos de bultos ni acomodos; éramos unos pergenios apenas concientes de estar viviendo y en menos que canta un gallo ya estábamos acostumbrados a nuestra nueva realidad, entonces, apenas unos minutos más tarde, aparecieron para desearnos la bienvenida, el Hugo, el Lalo y la Lucía, quienes nos invitaron a jugar y a conocer al resto de su familia: la Cristina, el Pocho, la señora Anita y don Alfonso. Era como si de repente nos hubiera crecido la familia, porque con los Céspedes Contreras fuimos uña y mugre desde el primer momento.

Así empezó un nuevo, largo e importante capítulo de nuestras vidas. Penas y alegrías se irían alternando y forjando nuestros destinos. De los malos momentos me acuerdo poco, tal vez porque es más agradable acordarse de los buenos y el masoquismo no es mi estilo.

Escrito por don Yope

11 comentarios:

Jaime Bórquez dijo...

Don Yope me ilumina una parte para mi desconocida de este tunel del tiempo. Y don Topa una vez más me sorprende con esas imagenes que le dan más realismo a estos recuerdos. Yo naci en Ruiz Tagle y la casa de San Pablo no la conoci, hasta ahora... Posiblemente en el baúl de los recuerdos fotográficos que me dejó doña Tita exista alguna foto del interior de esa casa, alguna fiesta, algún retrato, alguna instantánea que don Pedro Segundo haya hecho. Voy a bucear en el baúl, quien sabe con la descripción que ha hecho don Yope del interior de la casa, consiga descubrir alguna fotito de alli.
Se las mandó, don Yope!

Anónimo dijo...

Vegui...vegui.!! Ahora si que quede pasmada, como se acuerda mi hermanito de tantas cosas si yo solo tenia un año menos!Pero todo lo veo clarito parece que se me destaparon las neuronas y conectaron.En un album por ahi hay fotos del salon de San Pablo con mi mami al lado del piano, parece una dama de la societé, ya la encontraré para ponerla en el blog, realmente se las mandó don Yope.
Anamaria alias Tamalí

Don Pato dijo...

Primita anónima, no se siga anonimizando.
Donde dice nombre, hágale click y cuando aparezca una ventanita para poner su nombre, póngale Tamalí, publicar comentario y tilín

Don Peyo dijo...

Me alegra y emociona que mi cuento les esté gustando. Tengo en la memoria muchos otros detalles de esos años que trataré de incluir en otras crónicas. Muchas veces me obligo a podar lo que escribo para que no resulte tan largo. La prueba está en que aun no logro despegar de ese tiempo de niño recién conciente de existir, pero tremendamentre curioso de todo lo que pasaba en mi entorno.
Hubo hechos que me marcaron más que otros, sin embargo se grabaron en mi memoria detalles casi banales que hasta yo me sorprendo de recordar. A veces me siento hasta un poco avergonzado de abarcar tanto espacio, porque no quiero parecer egocéntrico. Pero también son anécdotas que encuentro divertidos o sabrosos y me dan ganas de compartirlos con ustedes, familiares y amigos.
Así que estoy atento a sus comentarios para saber cuánto color le pongo.

Anónimo dijo...

Gracias mopri,se habia olvidado como se hacia la custion.

Anónimo dijo...

Dele no más Don Peyo no sabe lo que disfruto leyendo tantos recuerdos hermosos y divertidos,ojala yo pudiera recordar tantas cosas ,pero mi memoria es muy limitada así que seguiré deleitandome con los suyos y las fotos que mi hermanito saca no se de donde y que son un real acierto.
Bien por todos Uds que hacen de este Blog una adicción.
Besitos para los tres.

Anónimo dijo...

....recuerdo como si fuera hoy...una niñita con abrigo y gorrito celeste que bajaba de un auto al lado de mi casa...y mis hermanos me dijeron ....llegó una amiguita para ti...y así nomas fué..
han pasado algunas buenas décadas y aún esta amistad perdura sanita desde aquellos años ¿que tal?
un saludo muy cariñoso para todos
La vecina de Ruiz Tagle

Don Peyo dijo...

Qué linda sorpresa es ver que nuestra querida amiga Lucía intervenga con ese bello comentario. En una de esas aparece el Lalo, el Hugo y todos lo Céspedes, integrándose a este blog pulento que dirige como hábil timonel y capitán don Topa, el ''arqueólogo'' de las fotos y otros objetos del patrimonio familiar.
Sigan escribiendo, que desde este distante país se hace doblemente importante mantener estos contactos de afecto que llenan el alma de una especie de calorcito, como si estuviésemos al rededor de una mesa compartiendo una deliciosa comida mientras revivimos lindos recuerdos.

Anónimo dijo...

La vecina de Ruiz Tagle que placer verla por aqui, seguramente tendras muchos mas recuerdos que aportar a este genial blog.
Como no acordarme de Don Alfonso y la Sra Anita tan amorosos ellos y mas amorosos los hijos de los cuales estuve enamorada de todos , empezando por el Hugo que me decia que era su novia y yo la mensa me lo creia, el Lalo, el Pocho, yo tan enamorá y metía a grande, pero igual son lindos recuerdos.
Lucia espero seguir encontrandote en este blog y seguramente te haras tan adicta como yo,ojala tus hermanos aporten tambien con sus recuerdos .
La HOYITO

Anónimo dijo...

Ya se esta poniendo emocionante la pelicula con la vecina que se ha juntado con ustedes para confirmar esos lindos recuerdos. De verdad, se me hace un nudo en la garganta. Tanto que me han contado de Ruiz Tagle, ahora puedo ver fotos de la famosa y inolvidable calle. (Ahi se conocieron mis papas). Y esa casa existe todavia?

Don Pato dijo...

Doña Nabriso que le dicen...
Por supuesto que la casa de Ruiz Tagle 157 existe !!!
Las fotos publicadas en esta historia las tomé hace como un mes atrás. Por supuesto que las retoqué y las puse en blanco y negro para que concuerden con aquella época.
La verdad es que la casa está super cambiada por dentro y da pena verla de lo ruinosa que está.
En este momento está convertida en una especie de residencial seguramente debido a su cercanía con el terminal de buses.