Para evitarme la dificultad de ubicar ciertos hechos en una cronología difícil de establecer prefiero contarlos un tanto revueltos, pero tratando de ser fiel a las circunstancias en que sucedieron.
El primero que quiero contarles les pasó a mis viejitos queridos. Resulta que mi papá era un lector nocturno empedernido y como la luz impedía a mi mamá de dormir, se le ocurrió a mi viejo la luminosa idea de leer con una velita que siempre mantenía en una palmatoria sobre su velador. También a él le gustaba escuchar con el volumen muy bajito, música clásica en su radio. Recuerdo dos modelos que tuvo y que duraron bastante tiempo, una color café con el dial horizontal y cuatro perillas, una de interruptor y volumen, otra de control de tonos, la tercera para onda corta o larga y la cuarta para seleccionar radio o tocadiscos. El otro modelo fue una de color celeste con el dial cuadrado con una aguja que giraba y que contaba con sólo dos perillas. Creo que esa radio era de mi hermanita. En esos años los aparatos electrónicos eran de tubos y había que tener la paciencia de que se calentaran al encenderlos.
Una noche mi viejo se quedó dormido con la radio encendida y cuando mi mamá se dio cuenta lo trató de despertar suavemente diciéndole: "Pedro, apaga la radio". Entonces, mi taita se enderezó bruscamente y sin despertarse realmente empezó a soplar la radio como si fuera la vela. Mi mamá casi no pudo dormir porque la risa la mantuvo despierta casi toda la noche y cada vez que se acordaba de la anécdota terminaba de contarlo entrecortada por la risa irresistible que le venía.
Escrito por don Yope
El primero que quiero contarles les pasó a mis viejitos queridos. Resulta que mi papá era un lector nocturno empedernido y como la luz impedía a mi mamá de dormir, se le ocurrió a mi viejo la luminosa idea de leer con una velita que siempre mantenía en una palmatoria sobre su velador. También a él le gustaba escuchar con el volumen muy bajito, música clásica en su radio. Recuerdo dos modelos que tuvo y que duraron bastante tiempo, una color café con el dial horizontal y cuatro perillas, una de interruptor y volumen, otra de control de tonos, la tercera para onda corta o larga y la cuarta para seleccionar radio o tocadiscos. El otro modelo fue una de color celeste con el dial cuadrado con una aguja que giraba y que contaba con sólo dos perillas. Creo que esa radio era de mi hermanita. En esos años los aparatos electrónicos eran de tubos y había que tener la paciencia de que se calentaran al encenderlos.
Una noche mi viejo se quedó dormido con la radio encendida y cuando mi mamá se dio cuenta lo trató de despertar suavemente diciéndole: "Pedro, apaga la radio". Entonces, mi taita se enderezó bruscamente y sin despertarse realmente empezó a soplar la radio como si fuera la vela. Mi mamá casi no pudo dormir porque la risa la mantuvo despierta casi toda la noche y cada vez que se acordaba de la anécdota terminaba de contarlo entrecortada por la risa irresistible que le venía.
Escrito por don Yope
5 comentarios:
Al menos mi papi estaba medio dormido,a mi me han pasado unas voladas despierta.Hace poco tenia que mover el auto en mi casa para que pasara la carretilla del jardinero y me subi apurada con las llaves en la mano para hacerlo partir...pero me sente en el asiento trasero, todavia me rio cuando me acuerdo.
Esto me trae a la memoria una anécdota de cuando era chico y vivíamos en la calle San Pablo 2626 casa 2.
Resulta que por esos días andaba entusiasmado con la acuarela y los pinceles dándomelas de artista seguramente y llevando mi afición inclusive hasta la cama. Esa noche, al vencerme el sueño, dejé el vaso con agua donde lavé el pincel sobre el velador y el líquido tomó un fuerte tono rosado.
Cuando llegó mi viejo, don Jota, me despertó diciendo: Patricio! no te tomaste el jarabe! y yo medio dormido me tomé el agua con acuarela de un tirón. Al otro día se dieron cuenta de lo que había pasado y se mataron de la risa.
Claro, el jarabe era de color rosado...
¡ Menos mal que no era amarillo , podria haber sido el examen.....para ver la echerichia coli!
¿Bueno, y qué pasa con los colaboradores de este blog? No puedo creer que nadie tenga otras anécdotas. Don Topa tiene guardadas otras que le mandé, pero también debe que haber otros ESCRITORES. Si no aparece nadie más con algo que contar tendré que sacar el látigo negrero o amenazarlos con escribirles otros cuentos de mi cosecha. Así que ya saben.
De todas meneras les mando un abrazo cariñso a todos y a cada uno.
Ya pueh. No sé que pasa que nadie escribe. Se me enojaron? Espero que alguien se ponga as pilas y nos presente algún cuento. De lo contrario les tengo que anunciar el cuco de otro artículo mío.
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