jueves, 7 de agosto de 2008

Mi mami Tita


Los relatos de Don Yope aquí en el blog son hasta ahora, claro, bastantes años antes de que yo percibiese alguna cosa sobre la profundidad de la vida o la inmortalidad del cangrejo. Pero tengo varias cosas para recordar.

La lecheria de Jotabeche daba facilidad a los vecinos de tener leche fresca todos los días. Para eso, entregaba un tarrito exactamente igual al que existía en los fundos lecheros, pero a una escala menor, o sea un recipiente en miniatura que todo vecino podía tener y comprar lechecita rica, pura y entera, con todo el colesterol, las grasas saturadas y los mil y un venenos que dicen ahora que tiene, todos literalmente al pie de la vaca, sin que nuestros vecinos muriesen por problemas coronarios o cosa similar, supongo… Cada vecino caminaba algunas cuadras con el tarrito, lo entregaba en el local y se lo llenaban con leche fresca, entera, con grasita y esas delicias que encima de un pan, y con un poco de sal, eran de sabor divino...

También recuerdo algunos detalles del barrio. En la casa en la cual vivían mis padrinos, el abogado don Sergio y su esposa María de Rodríguez, llegó una familia que venía del campo, lejano a Santiago. Era la señorita Betty, ya de sus cuarenta y tantos, y sus padres, un señor bien acampado y su mujer ídem. Nada de mofas al respecto, solo quiero situar e identificar nuestro universo-tiempo y personas. Eran humildes y de gentileza impar. No sé de que vivían, solo recuerdo que vendían unos huevos de yema bien coloradita y deliciosos! Más de alguna vez entré al patio de su casa y allí estaban las gallinas, flamantes fabricantes de esos huevos que yo consumía, ávidamente, de la mejor forma que hasta hoy me saben: a la ostra, con limón, sal, aceite y ajo, claro, sin el cual no hay huevo a la ostra que valga la pena para mí…

Después de una larga convivencia con estos vecinos, supe de la muerte de la señorita Betty, encantadora y atractiva señora de las 4 décadas, por suicidio. Fue un golpe saber de esto, aunque este recurso nada ortodoxo para demostrar que estaba hasta la tusa de vivir de la forma que estaba viviendo no era algo desconocido para mis cortos años. Mi madre, doña Tita, sufría de depresiones extremas y más de alguna vez atentó contra su vida. Mi mami no tenía problemas siquiátricos, como por mucho tiempo se creyó, pasando incluso por horrorosas sesiones de electroshock e internaciones (ya voy a contar lo que pasaba) Por este asunto quedé con la idea de que, si pasaba una ambulancia por el barrio, seguro iría directo para el 157 de Ruiz Tagle. Pero doña Tita acabo sus días naturalmente, en la tranquilidad de su casa del Volcán Copahue , en la Villa Nuevo Amanecer, entregada plácidamente y de manos entrelazadas con la Quenita, excepcional ser humano y amor de persona, que la acompañó y cuidó varios años, a la cual la mami llamaba cariñosamente de "mi ángel de la guarda".


Doña Tita Acuña Caro tenía un problema casi prosaico: falta de litio en la sangre. Esta descompensación química la llevaba a esos intentos. El doctor Benucic, su psiquiatra por años, después de participar en un simposio en el exterior en inicios de los '70, llegó con el reciente descubrimiento: "falta de litio en la sangre produce depresión nerviosa". Le hizo una litemia y listo, una pastillita por día, de por vida, y mi mami prácticamente nunca más sufrió de depresión, teniendo inclusive motivos para ella, como la dispersión de la familia después del golpe militar, yo a Brasil, Pello a Canadá y mi padre a Argentina y Paraguay y por supuesto, la cruel enfermedad de mi padre y su rápida muerte.
Escrito por Jaime Bórquez

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Que alegría ver a la Tía Tita....
la recuerdo "talcual", siempre sonriente y cariñosa....
No tenía idea de los problemas de salud que padecía y debe ser porque, además de que yo era chica, cuando nos visitaba o la ibamos a ver, siempre era dicharachera, muy entretenida en las conversas y acogedora....
Recuerdo que cuando se juntaban mi mami (la Tere), la Yaya (mi tía Sonia) y ella, era entretenido escucharlas decir..."niña por Dios"
eran bien compinches.....
Gracias por los recuerdos...

Un abrazo...

Anónimo dijo...

Me sumo al comentario , también guardo un cariñoso recuerdo de la Tía Tita , creo que la SONRISA es con lo que más la relaciono manifestada en cariño para con nosotros .
Para mi mamá fue una persona muy importante y queridísima hasta el día de hoy.
Considero también que fue una mujer valiente y empeñosa que asumió su vida como le tocó vivirla ...
como tantas mujeres de este país.
Un especial abrazo a cada uno de ustedes... sus hijos

Don Peyo dijo...

Ese es mi hermano Jaimito! Y tiene muuuuucho que contar, porque él veía el mundo desde su perspectiva más de niño, por ser el menor de los hijos.
Pero creo que tengo la obligación de hacer un pequeño alcance. En una conversación que tuve con mi mamá durante una de mis visitas a Chile ella me dijo, haciendo recuerdos de los buenos y los menos buenos tiempos, que nunca había querido acabar con su vida, sino que cuando la depresión la hacía sufrir tanto ella quería dormirse por largo tiempo para despertarse aliviada, por eso tomaba pastillas para dormir en exceso, pero siempre temiendo de que se le pasara la mano. Y yo le creo, porque si ella se hubiese decidido a dejar este mundo lo habría hecho de manera más expedita y no dejando un buen número de pastillas en el frasco.
Por el resto, mi viejita era profundamente una persona alegre, buena pa la talla, paciente, cariñosa y con un corazón tan grande que no sé cómo le cabía en su menuda humanidad.
Entre los tres hermanos le vamos a seguir haciendo empeño para reconstituir esos momentos que compartimos con nuestros viejitos y que forman parte de nuestro tesoro espiritual.

Anónimo dijo...

No habia podido comentar hasta hoy por encontrarme acompañando a mis nietos por viajes de trabajo de sus papis, asi como mi mami siempre me apoyó con mis hijos. Ellos quisieron mucho a la Cate como le decia la Coty con quien tuvo una especial cercania, ahora me doy cuenta lo que significaba para ella ir a vernos continuamente cuando viviamos tan lejos.Es mucho lo que uno podria hablar de su madre pero vamos a dosificarlo cierto?
Con respecto a la lecheria quisiera aclarar que no todos los vecinos podian gozar de ese tarrito que retirabamos todos los dias (aprox 2 lts), la cosa era que los trabajadores tenian ese beneficio y como sigue ocurriendo hasta nuestros dias vendian su cuota y nosotros teniamos la lechecita porque se la comprabamos a un viejito que creo se apellidaba Perez.
Me apena pensar en eso ahora ¿cierto que es un poco injusto?

Don Pato dijo...

Esto que cuenta Tamalí, que los trabajadores de la lechería vendían su cuota para hacer un billetín también me parece una política injusta de los patrones. Eso me recuerda el caballero de origen mapuche que trabaja en la panadería cerca donde mi suegra, también conocida como doña Ayita. A él le pagan con pan !!! y mi suegra le compra todos los días, inclusive la misma cantidad de kilos que compraba cuando vivía más gente en la casa. Es que le da pena comprarle menos y bueno... las palomas se hacen su agosto y nosotros cuando vamos volvemos a casa cargaditos de pan...

Jaime Bórquez dijo...

Reflautas, a uno siempre le falta más de un cacho pa ser estrella. No recordaba eso del tarrito de leche que se le compraba al viejito Perez, pero no es raro en un país que hasta ahora pulpea tanta gente... Esa del pan que cuenta don Topa es tambien para aumentar la pena por la explotación y, peor, saber que hay gente que hace eso por puro ahorrarse el sueldo de alguien que se lo merece.
Y viva la revolución...

Don Peyo dijo...

A pesar de que recuerdo muchos detalles de la infancia, había olvidado ese cuento de los trabajadores pagados con la leche, que en suma no les costaba nada o casi nada a los patrones quienes se quedaban con los beneficios.
Pero sí recuerdo otro asunto muy parecido: a don Miguel Encina no le pagaban sueldo por trabajar en las canchas de golf de Papudo, solo lo tenían inscrito como empleado para que retirara las asignaciones familiares y con eso mantenía su señora y sus trece chiquillos. Esto siempre me dolió y me hizo rechazar a toda esa clase de ricachones, que son la prueba de que mucha gente en Chile y en el mundo, se hace rico abusando del esfuerzo de los humildes. Creo que los Encina nos pueden dar luces sobre este asunto, pero mi viejo me lo comentó varias veces, dolido igual que yo.
Ahora el club de golf lleva el nombre de Miguel Encina. Tremendo homenaje, como para agradecerlo. Esto me recuerda unos versos que puse en El Caliche Ha Muerto: ''...Mientras los que se sacan la mugre entregan la vida en su oficio, con un monumento y un discurso se les paga el sacrificio...''
Él construyó ese terreno, plantó los árboles, trabajó como carpintero y albañil para levantar el Club House, cuidaba los aviones de los ricos, que aterrizaban en las canchas antes de que la mitad de los terrenos fueran loteados. Y lo más importante, él amaba su obra por la se entrgó por entero. Los ricachos sabían exactamente lo qué él sentía, y por eso lo manejaban y explotaban.
Ya vendrán otros artículos en el blog contando más sobre estas cosas. La memoria de nuestros viejitos se merece de que les entreguemos nuestro justo homenaje y cariño sin límites.

Jaime Bórquez dijo...

Don Yope nos soprende con esta perlita que los viejos palo grueso del Papudo Golf Club le hacian a nuestro taita papudano. No tenia la menor idea de esto, que lo encuentro el colmo de la explotación. Y hoy hay varios de esos futres comiendo pasto por la raiz, posiblemente son los más ricos del cementerio... Con mayor razón continuo admirando al taita Miguel y la mama Juana, dos almas con una fuerza incansable pal trabajo y con un corazón mayor que el de todos los futres juntos, incluyendo el de sus descendientes!

Unknown dijo...

Hola mis queridos primos, nuevamente los felicito por estos hermosos momentos que nos brindan al hacer tan lindos recuerdos. Tuve la ocasión de mostrar a mi mami este rico lugar de encuentro, para que les digo como se fascinó leyendo todo y además, gozar de esas fotografías de los queridos tios Manuel y Teresa, con sus descendientes, lindos en toda la extensión de la palabra. En cuanto a la tía TITA, lo que diga es poco, su cariño, dedicación y amor al prójimo, eran enormes. Doy las gracias a Dios por haber compartido muchos momentos con ella. Pasando al tema de la LECHE, yo recuerdo esas grandes botellas de vidrio que vi en Ruiz Tagle 157, y si mal no recuerdo decía " Las Delicias". Besos y abrazos para todos. Keka.