Jesús de Belén, nació en Santiago, el 19 de febrero del año 1926 sus padres fueron Juana y Marcos y sus hermanos : Fructuoso, Ana, Blanca y Olga, siendo el menor de todos ellos .
Algunos años de su niñez vivió en Madrid, luego en Santiago de Chile, donde estudió y creció junto a hermanos y primos.
Su educación estuvo marcada por el espíritu ignaciano de los jesuitas y fue alumno del propio padre Alberto Hurtado, hoy querido y venerado santo de nuestra patria.
Esta cercanía marcó para siempre su vida ya que reinó en su corazón, el amor a Dios traducido en el respeto y preocupación por todos sus semejantes.
Un 18 de abril de 1954 … contrajo matrimonio con María Teresa Escobar Caro y juntos siguieron un camino de amor y compromiso que duró 55 años.
De esta unión nacieron cinco hijos :
María Teresa, María Verónica, Juan Manuel, Patricia del Pilar y Marcela Paz.En su historia laboral, desempeñó diversas actividades, algunas de las cuales desconocidas para él, pero que no temió aprender y llevar a cabo con responsabilidad y perfección .
El trabajo que realizó por muchos años en desarrollo social, llevó a nuestra familia a vivir en diferentes ciudades de Chile: Santiago, Castro, Ancud y San Fernando, donde hasta el día de hoy encontramos personas que le recuerdan con profundo afecto.
Luego el traslado a Concepción, donde realizaría nuevos trabajos y enfrentaría nuevos desafíos, para dar a cada uno de nosotros, sus hijos, un gran ejemplo de esfuerzo y empeño posibilitando una educación que logró convertirnos en profesionales.
En el transcurso de sus 83 años amó profundamente a su esposa e hijos y que decir del cariño que brindó a cada uno de sus adorados nietos :
Francisco Javier, Juan Sebastián, Amanda, María de los Ángeles, Esteban Ignacio, Tomás Esteban, Matías, Pablo Gabriel , Catalina Adriana , Lucas Javier, Joaquín y Nicolás .
En los últimos años de su vida , su atención estaba puesta en los sueños y diversas opciones de sus nietos y sabemos que su mayor añoranza , era que cada uno de ellos lograra una vida plena en el camino que decidiesen transitar, teniendo siempre presente a su querido abuelo, que más que palabras dejó su historia de vida como ejemplo de consecuencia con los valores aprendidos, respeto profundo hacia todas las personas, profunda fé y gran amor por su familia.